En 2019 (último año con datos consolidados) la velocidad estuvo presente en el 23 por ciento de los accidentes mortales, es decir, más de 300 personas fallecieron en accidentes en los que la velocidad fue uno de los factores concurrentes. Por este motivo y siguiendo las recomendaciones de las Organizaciones internacionales y europeas que instan a los organismos encargados de la seguridad vial de los distintos países a vigilar que los límites de velocidad establecidos se cumplen, la DGT realizará una nueva campaña de vigilancia y control de la velocidad, entre los días 12 y 18 de julio, con el objetivo de reducir la accidentalidad y las consecuencias derivadas de los mismos.

“Tenemos que seguir concienciando en el día a día para que cuando nos montemos ene los vehículos seamos conscientes de la importancia de respetar la velocidad, la señalización, y estar siempre conscientes de la conducción y evitar las distracciones con los móviles o cualquier otro elemento que llevemos en el vehículo”, ha apuntado la jefa provincial de Tráfico, Piedad Sánchez, en la presentación de la campaña en un control en Córdoba junto con voluntarios de ASPAYM.

Por decimoquinto año consecutivo, la Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos (ASPAYM) colabora con la DGT concienciando a los conductores sobre el grave riesgo que supone no respetar los límites de velocidad.

A mayor velocidad, menor tiempo de reacción

Según se recoge en el estudio ‘El porqué de los radares: efectividad de los radares como medida de control de velocidad’, del Grupo de Investigación Facthum.lab de la Universidad de Valencia, “la velocidad excesiva reduce el tiempo de reacción, dificulta el control del vehículo y la rectificación de la trayectoria, aumenta la agresividad y el estrés del conductor y altera el funcionamiento sensorial (disminuyendo el campo visual) y el fisiológico (aumentando el nivel de fatiga)”.

Además, según el estudio ‘Velocidad y riesgo de accidente’, realizado por International Transport Forum (ITF), indica que el exceso de velocidad es el principal problema que tienen los países motorizados. Una estimación realizada para Noruega muestra que, si todos los conductores condujeran por debajo de los límites de velocidad, el número de muertes se reduciría en un 20 por ciento (Elvik 2011).