Moça tan fermosa no vi en la frontera, como una vaquera de la Finojosa. Faziendo la vía del Calatraveño a Santa María, vencido del sueño, por tierra fragosa, perdí la carrera, do vi la vaquera de la Finojosa”. Este inicio de la serranilla escrita por Íñigo López de Mendoza, más conocido como el Marqués de Santillana, envuelve estos días a Hinojosa del Duque, que se entrega al teatro popular, a ese encuentro furtivo entre el marqués y la vaquera que un día fue rescatado para armar una obra de teatro que encuentra su raíz en el propio pueblo de Hinojosa. Los meses de ensayo quedaron atrás y los secretos de la octava edición de ‘La Vaquera de la Finojosa’ quedaron al descubierto, aunque hay elementos que siguen manteniendo intacto el germen de la obra y que pasan por lo sublime del escenario, la imponente Catedral de la Sierra; la belleza de un vestuario que aporta historia en sí mismo, y una música que consigue envolver al espectador en cada nota.

La noche del jueves vino a ser la del estreno de ‘La Vaquera de la Finojosa’ de Pedro Calvo, director de la obra, que apostó por una vuelta a los orígenes de esta obra de teatro popular siendo fiel a la obra de Francisco Benítez y aportando también como novedad el realce durante la representación de costumbres y tradiciones de la localidad. Otros nombres propios son los de Miguel Cerro, que está detrás de la dirección musical, y el de Francisco Tamaral, encargado de un vestuario confeccionado de manera artesanal en los talleres de este diseñador hinojoseño. Protagonismo compartido con un elenco que aglutina a más de 200 personas, pero que eleva por encima de todos a las figuras del marqués y la vaquera representados en esta edición por Matías González y Mónica González, respectivamente. Dos interpretaciones perfectamente encajadas que alcanzan su momento culmen en la escena de su encuentro.

Sin embargo, sería injusto destacar únicamente la aportación de estos dos actores, que como el resto se acercan al teatro por afición, ya que a lo largo de algo más de dos horas de representación el espectador se va encontrando con auténticas sorpresas como la Malicia de Teodora Murillo o los padres de la vaquera, interpretados por Agustín Aranda y Emilia Gómez. Eso sin olvidar al maestro de obras, José Manuel Murillo, que protagoniza junto a la vaquera una de las escenas más inolvidables de esta edición. Ese sueño, esa proyección de la Catedral de la Sierra que encuentra en los efectos audiovisuales la potencia necesaria a un texto emocionante.

Las escenas de alto contenido argumental que se van sucediendo, todas bajo la atenta mirada de la reina Isabel que conduce al metateatro en el que se convierte ‘La Vaquera’, se intercalan con las que llevan al espectador hacia el terreno del humor o simplemente a aquellas donde la música y la danza son las auténticas protagonistas. Cambios de escenas que encuentran su respaldo en una iluminación completamente distinta que se mueve entre la sobriedad y la alegría y que ayuda al público a involucrarse en cada uno de los momentos de la obra a través de esas transiciones. Todas de ellas con la historia de ese “amor” entre el Marqués y la bella vaquera de la que quedó prendado, una historia con todos los ingredientes posibles: la búsqueda, el encuentro que no llega, las habladurías y ese conato de empoderamiento femenino.

La octava edición de ‘La Vaquera de la Finojosa’ ya es del pueblo de Hinojosa y así lo será hasta el próximo domingo, cuando el telón baje con la última representación de una obra que se construye desde y con el pueblo.