«Que sola viene la pobrecita mía», se le escuchaba decir a una vecina de Villanueva de Córdoba que móvil en mano grababa la llegada de la Virgen de Luna de la localidad en un año donde el coronavirus obligó a la cancelación de la romería y feria chica. Cierto es que la patrona del municipio no llegó entre la multitud, pero también que el pueblo jarote la acompañó desde la distancia, los balcones y las puertas de las casas hasta su entrada en la parroquia de San Miguel. Eran las 8:30 de la mañana cuando la imagen llegaba a la Plaza España y era recibida bajo los vítores de ‘viva la Virgen de Luna’, que se repitieron desde la entrada al municipio. 

Con esas miradas desde la lejanía a la patrona se hizo un alto en un camino que comenzó a las 05:30 de la madrugada, momento en el que la cofradía de la Virgen de Luna de Villanueva emprendía un regreso tan esperado como anodino. Un fuerte despliegue de efectivos de la Guardia Civil controló que todo transcurriera con normalidad y que nadie transitara por un camino que se cerró a las seis de la mañana. Una comitiva muy reducida cubrió los once kilómetros que separan la ermita del núcleo urbano, a paso ligero, y llevando a la imagen de una manera muy diferente a la habitual pero cargada de detalles. 

Porque la Cofradía ha intentado dar simbolismo a cada elemento elegido. Los varales son los primeros que lució la Hermandad de la Esperanza del Martes Santo jarote y el palio escogido aglutina más de cien años de historia siendo utilizado en los años anteriores a la Guerra Civil. Detalle también para recordar a los fallecidos del municipio y a todas las víctimas que ha dejado esta pandemia en forma de crespón negro. Pero en un día grande hacía falta color por lo que se optó por unos adornos florales rojos y amarillos como los colores de la bandera de España. 

Después de una pequeña parada en la Olivarera Ntra. Sra. de Luna el camino se reanudó y pronto aparecieron los primeros vecinos que incluso lanzaron pétalos a una imagen que también fue recibida, de manera simbólica, a su paso por el colegio que lleva su nombre y donde las verjas del mismo se llenaron de mensajes y dibujos de cariño hacia la patrona de la localidad. Se vieron algunas lágrimas, como las de la alcaldesa, Dolores Sánchez, y las del presidente de la Cofradía, Pedro Cañuelo, que no pudieron contener la emoción cuando la Virgen hizo entrada en una Plaza de España que en otros momentos se hubiera quedado pequeña. 

Villanueva de Córdoba comenzó así un día lleno de contrastes que se pudieron ver en el propio camino, pero que acabó con la patrona en la localidad y con las puertas de San Miguel abiertas para que los vecinos puedan acercarse a ver su Virgen de Luna. Una de esas vecinas, Paqui, se adelantó y «decidí ir a verla ayer a la ermita» sin que eso fuera óbice para mantener la emoción en un momento «extraño porque se hace raro tener que recibirla así».