El 20 de julio de 1969 es una fecha grabada en el recuerdo colectivo de la Humanidad. Aquel día los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins consiguieron la proeza a bordo del Apolo XI de ser los primeros hombres en pisar la Luna cerrando un hito científico, tecnológico, antropológico y también filosófico. El mundo se paralizó envuelto en una frase que quedó para la posteridad: “Es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”, pronunciada por el primer hombre en pisar la Luna, es decir, Neil Armstrong. Las grandes consecuciones históricas no entienden de puntos geográficos ni de distancias y más cuando son acercadas a cada rincón a través de las tecnologías. Y eso pasó con la llegada del hombre a la Luna. La conmemoración de los cincuenta años de la llegada del hombre a la Luna, junto al empeño de espíritus inquietos, ha provocado que se desempolvase del baúl de los recuerdos una extraordinaria y entrañable historia que tiene como protagonista a la Virgen de Luna, patrona de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, de la mano de la cofradía pozoalbense y de un puñado de cartas que pueden tildarse de históricas.

Una historia que hace un año llegó a manos de Herminio, maestro de un colegio de Sevilla y con vinculaciones familiares con la Cofradía de la Virgen de Luna de Pozoblanco. Una anécdota que se eleva a la categoría de historia por la importancia de la misma y por la repercusión que ha tenido en los últimos tiempos a pesar del perfil discreto que mantiene siempre la Cofradía de la Virgen de Luna. La llegada del hombre a la Luna llevó a otro espíritu valiente e inquieto, el del secretario en aquellos años, Felipe Sánchez Urbano, a remitir, con el beneplácito de la junta directiva, una misiva a aquellos hombres que habían afrontado el viaje de 384.000 kilómetros de distancia desde la rampa de lanzamiento de Cabo Cañaveral hasta el satélite de la Tierra.

Esa misiva, guardada con recelo por la propia Cofradía, data del el 30 de julio de 1969 y en ella se traslada la alegría por la culminación con éxito de la operación Apolo XI. Sumándose a las felicitaciones llegadas desde todos los continentes, la Cofradía pozoalbense da un paso más allá y explica que con motivo de ese éxito “y como el mejor presente que podemos ofrecerle, le adjuntamos una fotografía de la Santísima Virgen de Luna, patrona de esta ciudad y titular de nuestra Cofradía, rogándole acepte este nuestro obsequio en conmemoración de la gran gesta que han llevado a cabo”. La carta finaliza con la propuesta a la autoridad eclesiástica competente que “nuestra titular sea nombrada patrona de los astronautas”. Algo que finalmente no se consiguió por la oposición, al parecer, de la Iglesia.

Lo mágico de esta anécdota, la alineación de planetas, llegó el 23 de septiembre de ese mismo año con la respuesta a aquella carta. Otra misiva, esta vez escrita desde Houston (Texas), desde la NASA y con las firmas de aquellos tres hombres cuyos nombres están asociados a la historia de la Humanidad. Esas firmas vienen precedidas de un breve texto donde se agradece la calurosa misiva y donde se le desea a la Cofradía “mucho éxito en su dedicación”. Además, también se adjunta una fotografía firmada de su puño y letra por Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins. En la inmensidad del mundo, que constata precisamente ese viaje a la Luna, un pueblo de la comarca de Los Pedroches se hace hueco a través de una correspondencia que atestigua la “relación” entre la Virgen de Luna y aquella misión espacial.

Las pruebas documentales dejan clara la existencia de esa relación, siempre a través de la embajada estadounidense en España, no así que las estampitas de la Virgen de Luna acompañaran a los tres astronautas, ya que las cartas que posee la Cofradía están datadas en fechas posteriores a la llegada a la Luna. Lo que sí está documentado es una invitación al embajador americano de la época para disfrutar de la fiesta de la Virgen de Luna en Pozoblanco, que finalmente declinó por motivos de agenda. También está constatado de manera documental que esas misivas continúan y se extiende en el tiempo porque también se mantienen con miembros del Apolo XVII, la misión final del programa Apolo de la NASA y la última misión en la que los humanos viajaron a la Luna. Una continuidad confirmada y relatada por el hijo de Felipe Sánchez Urbano, Rafael Sánchez, hermano de la Virgen de Luna y hasta hace unos meses cabo de retaguardia, uno de los cargos de relevancia de la Cofradía.

De Cabo Cañaveral a Pozoblanco pasando por Sevilla

Pero, ¿por qué esta historia ha llamado ahora tanto la atención? Pues por el empeño de aquel maestro sevillano que se topó con una historia que le “cautivó y emocionó” a partes iguales desde su inicio. Hace un año, el centro escolar donde imparte clases fue elegido para mantener contacto con la Estación Espacial Internacional, un momento al que invitó a representantes de la Cofradía de la Virgen de Luna para que se sumaran a este proyecto educativo a través de los lazos establecidos cincuenta años antes y con el único objetivo de divulgar la imagen de la Virgen de Luna. Enamorado de esa historia se propuso hacer lo que cualquier enamorado, darla a conocer y su empeño no sólo ha llegado a la prensa nacional, sino que la televisión italiana también se hacía unas semanas eco de esas misivas con tintes espaciales.

La divulgación de esa correspondencia podría recalar en un museo algo para lo que ya se está trabajando, incluso ser protagonista de un proyecto financiado por la Unión Europea, aunque por el momento no se quieran desvelar más detalles hasta que no se pueda hablar de realidades. Lo que sí es una realidad es que la Virgen de Luna, a través de la iniciativa personal de este profesor, se ha sumado a la oferta lanzada por la agencia espacial estadounidense y que permite a cualquier ciudadano añadir su nombre y apellido a un microprocesador que el robot ‘Mars 2020’ llevará a Marte. Algo anecdótico porque está al alcance de cualquier ciudadano, pero que no deja de tener una analogía con la propia historia de la Virgen de Luna porque la patrona de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba nunca camina sola, siempre va acompañada de devotos y fieles que le muestran su veneración. Es el prisma y la sensibilidad de la mirada lo que puede convertir un simple hecho en algo que va más allá y crea conexiones y analogías incluso con las tradiciones más antiguas. Y hay quien piensa que esa posibilidad implicaría y permitiría cerrar el círculo.

“No es fácil tener esa correspondencia, no son autógrafos de aquellos tres astronautas, son sus firmas, de su puño y letra, es algo muy importante”, nos relata este maestro al que le cuesta mantener la emoción que le despierta todo este conjunto de casualidades y donde destaca el “carácter valiente de Felipe Sánchez, que fue capaz de proponer a la junta directiva la idea de enviar las estampas de la Virgen en una época donde la rigidez era importante”. Y como de seguir estableciendo nexos de unión y lazos se trata, Herminio quiere que las conexiones entre la Virgen de Luna y aquellos tres astronautas llegue incluso a Roma, a oídos del Papa Francisco, al que ha remitido una misiva detallándole cada paso dado desde la Cofradía, cada contestación y también la repercusión mediática de la época y el revuelo experimentado en los últimos meses. 

Consciente de lo complicado de la empresa, Herminio cuenta con orgullo que de momento ya ha conseguido un importante ‘feedback’ al enviar vía Twitter las fotografías de las cartas entre la cofradía y la NASA entre 1969 y 1970 a Buzz Aldrin, uno de los tripulantes del Apolo XI recibiendo una interacción a modo de “me gusta”. Nada baladí en tiempos donde las cartas han quedado relegadas a los recuerdos y se impone precisamente eso, el me gusta y las interacciones a través de las redes sociales. A pesar de eso, son un puñado de cartas, con el papel constatando el paso de los años, las que siguen marcando la actualidad de una Cofradía que intentó incluso que su titular fuera la patrona de los astronautas.