Belalcázar es una de las localidades que más historia encierra de la comarca de Los Pedroches y prueba de ello es su patrimonio con su imponente castillo vislumbrando el devenir de la localidad. Entre esas historias y esas joyas arquitectónicas que merece la pena conocer se encuentra también el convento de Santa Clara fundado en 1476 por doña Elvira de Zúñiga.

Un convento que da cobijo a algo más de una decena de religiosas de clausura que en el día de ayer compartieron parte de la jornada con sus vecinos en el tercer día del dulce conventual. Aunque la lluvia provocó que hubiera que buscar resguardo para la venta de dulces, eso no impidió que muchos ciudadanos decidieran acudir para adquirir algunas de las elaboraciones de las clarisas belalcazareñas como la rosca de fideos, mazapanes o flores de almendra.

Pero el reclamo de la jornada no consistió tan sólo en saciar la parte más golosa de los asistentes, sino que también fueron muchos los que aprovecharon para visitar y conocer de primera mano la historia del convento de Santa Clara. Así, este año se ha abierto un nuevo espacio del cenobio, el coro alto en el que se exponen diecisiete obras de arte con motivo del Año de la Misericordia.