A las puertas del IES Ricardo Delgado Vizcaíno se han vivido hoy dos realidades muy diferentes, mientras el alumnado entraba por primera vez al centro en este curso escolar, padres y madres se concentraban exigiendo a la delegación de Educación los recursos que corresponden a sus hijos. La historia ya se la hemos contado, el compromiso político de dotar al centro de dos aulas específicas para los siete niños y niñas que requieren de estos recursos. Un compromiso incumplido al que se le une la falta de dotación de personal por lo que ante el incumplimiento y el silencio, los padres y madres han decidido plantarse. 

Ayer mismo se remitía una carta a la delegación de Educación exponiendo las necesidades que el centro y el alumnado requiere y que hablan de esa segunda aula específica, pero también del incremento de las horas de la profesora de audición y lenguaje y de la incorporación de una segunda monitora. De momento, esa carta no ha obtenido respuesta y de las palabras se ha pasado a los hechos para recordar a quien tiene las competencias en esta materia que la educación es un servicio que hay que prestar con los recursos necesarios. 

Y precisamente eso es lo que reza la pancarta que desde hoy luce a las puertas del centro, «Por una educación con recursos. ¡Nuestros hijos no son menos!». Junto a esa concentración y la visibilización de su problema, una decisión unánime que mantienen firme todos los padres y madres, sus hijos no acudirán al centro escolar hasta que los recursos no sean concedidos. «No vamos a parar», explicaba a las puertas del centro una de las madres afectadas, María José García, que instantes antes comentaba que «no le he dicho a mi hijo que no va a venir al colegio porque está deseando venir». Una realidad compartida con sus compañeros de lucha, pero saben que por dura que sea esa determinación, dar un paso atrás implicaría que de nuevo los compromisos queden en meras palabras. 

Eso sí, esperan que los responsables de esta situación sean sensibles con una realidad en la que padres y madres no exigen nada desorbitado porque simplemente piden lo que es justo para que sus hijos e hijas puedan afrontar el curso escolar con todas las garantías, al igual que el resto del alumnado.