A partir de mañana domingo, los niños y niñas podrán salir durante una hora al día rebajando las medidas de confinamiento impuestas desde el 14 de marzo. Un cambio esperado por muchos pero que puede despertar miedo entre los más pequeños ante la situación vivida. De cómo afrontar esta situación hablamos con la psicóloga Mónica Jurado, que nos cuenta cómo se debe informar a los niños y niñas, cómo actuar ante esos posibles medios y cómo actuar ante los cambios que se presentan. 

 

Pregunta: Los niños podrán salir a la calle tras 43 días de confinamiento. En líneas generales, ¿cómo ha podido afectar esta situación a los niños?

Respuesta: De manera general creo que a la gran mayoría no le ha afectado de manera negativa, aunque puede haber muchos casos en los que han podido coger miedo al saturarlos con tanta información, tener casos cercanos o de algunas reacciones en miembros de la familia. De ahí, que las primeras indicaciones psicológicas que se daban los primeros días para evitar problemas mayores en las personas más pequeñas de la casa fueran orientadas a explicárselo todo con un lenguaje adaptado, no mentirle, evitar hablarle de muertes y casos más graves y entretenerlos con diferentes actividades para que hubiese momentos de desconexión, relajación y disfrute.

Aunque a la gran mayoría no les haya afectado de manera negativa creo que se han podido acostumbrar fácilmente a tener a su padre y madre en casa, a no ir al colegio y a desestresarse de tantos horarios. Además de poder coger miedo a la hora de tener que retomar todas estas actividades. Estos serían los problemas más a corto plazo.

P: ¿Qué síntomas o cuadros podrán desarrollar los niños a medio-largo plazo derivados del confinamiento?

R: En estas situaciones, y hablando de personas y de emociones aún más, no debemos generalizar. Entonces partiendo de ahí, también podríamos diferenciar a esta población por edades. Los que que son más pequeños hasta los 5 años más o menos lo van a vivir de una manera muy diferente a las que tienen de 5 a 13 años. De manera general, los síntomas a largo plazo serían problemas de sueño, ansiedad, hipocondría y miedos. 

P: ¿Cómo aconseja, más allá de los límites establecidos por la normativa, que se hagan estas salidas?

R: Pues como cuando empezamos con el confinamiento, explicándoles en cada momento lo que se puede hacer y lo que no, el porqué vamos a empezar a salir aunque evitando hablar de cerca con otra persona, evitar parques, etc., qué medidas tenemos que tomar y, sobre todo y más importante, que las personas adultas responsables sean las que tomen las decisiones y controlen los espacios y los horarios.

P: Los niños también han podido desarrollar miedo a salir a la calle, ¿cómo hay que actuar en estos casos? ¿Hay que obligarles, hay que hablar con ellos, darles su tiempo?

R: Es el problema más común que podemos tener, tanto a corto como a largo plazo. Primero no hay que obligarles porque pueden pasar un muy mal rato sin ningún efecto positivo y encima puede crear más frustración para la persona adulta. Mi recomendación es darle su tiempo, comenzar por explicarle que ya pueden salir por un tiempo y justo después comenzar a negociar: a qué hora le apetece, o por la mañana o por la tarde, donde le apetece ir, con bici, pelota o a echar carreras… Aquí dependerá de la edad ya que hasta los 4 años son más dependientes de los mayores pero a partir de los 5 más o menos son más independientes y podemos negociar y ver qué proponen.

P: ¿Cómo debe de ser la información que se transmita a los niños ante una situación de estas características?

R: La información debe ser siempre real porque de por sí ya tienen demasiada imaginación y no podemos dejar cabos sueltos porque pueden creer algo totalmente disparatado pero para ellos lo más real, entonces debemos hacerlo con total sinceridad y especificidad, resolviendo las dudas que tengan.

P: Y ligada con la anterior, a los niños también hay que explicarles los cambios sociales con los que tenemos que convivir a partir de ahora y por tiempo indefinido. ¿Cómo se le dice a un niño que no puede abrazar a un abuelo o un amigo?

R: Bueno creo que la infancia es la época más bonita, más flexible y plástica para estas cosas. Y es que utilizando el sentido del humor y el juego puede haber muchas formas en las que no echen de menos esos abrazos y se inventen saludos divertidos. Sobre todo si la información que le damos al principio es de calidad esto se va entendiendo mucho mejor y comprenderán que es por el bien de las demás personas y por el suyo.

P: Hablamos ya a más largo plazo, pero habrá niños para los que la vuelta al cole sea una total odisea después de tanto tiempo sin ir. ¿Cómo hay que afrontar ese paso o qué pautas deberían seguir los padres?

R: Creo que este problema cuando vuelvan va a ser como todos los septiembres en las puertas de los coles. A quien le cueste más separarse de sus padres pues lo pasará mal como cualquier otro momento. Aunque la base es lo más importante para mí, y prepararle psicológicamente para ese momento es fundamental, con explicaciones, juegos, cuentos, etc. Y si es algún caso grave, porque por edad no sea lo más común, y que realmente se pase mal pues acudir a un especialista, porque siempre hay algún problema de base.

P: Estamos en una situación anómala, pero de la que dicen que tenemos que aprender. A nivel de conducta, de relaciones familiares entre padres e hijos, de herramientas para el futuro a nivel educacional tanto formativo como personal, ¿qué lecturas podría dejarnos la situación vivida?

R: Pues mira un problema a nivel psicológico de esta situación es que nos han dicho que “tenemos que aprender”, pero esa forma de decirlo es una obligación. Hay muchas personas que se están agobiando porque se supone que no están aprovechando el confinamiento para todo eso que se supone que hay que hacer. Yo digo que de todo se aprende de una manera u otra y siempre estamos en proceso de cambio, ya sea más notable o menos, y esta situación nos cambiará aunque ahora mismo no lo veamos.

Habrá personas que le den importancia a cosas que antes no se la daban, valoren a personas que antes de todo esto pues no le tenían especial aprecio o lo hacían de otra forma, habrá personas que a nivel de comportamientos hayan aprendido a empatizar… pero esto son cambios personales. Creo que en la sociedad en la que vivimos es muy globalizada, mercantilizada y materialista y al final todas esas comodidades que tenemos no vamos a dejarlas de lado así como así y cuando volvamos a la “normalidad” habrá pocos cambios. Y estos cambios los veremos normales con el tiempo como por ejemplo lo que se hace ahora en los aeropuertos desde los atentados del 11S.

Prefiero que eso sea un trabajo personal, aunque no todas las personas están dispuestas a perder algo para ganar por otro lado. Creo que nos olvidamos del respeto continuamente, de lo humano, y es que ya hemos visto casos estos días que incluso personal sanitario ha recibido insultos y críticas. Por esto creo que al final somos una sociedad que se mueve por el dinero y por la necesidad y para ello nos llevamos a quien sea por delante. Obviamente, esto es una generalización, que luego hay muchos otros gestos y comportamientos durante estos días y fuera de esto que son maravillosos y de los que tendríamos mucho que aprender.

Como conclusión, el mundo no se para porque no ganemos dinero, solo para la economía, que es un problema importante por la sociedad en la que vivimos como ya hemos comentado, el mundo sigue y, espero que para muchas personas, mejor que antes. Y a nivel de educación por lo que a mí respecta es muy importante educar psicológicamente, en las emociones en la inteligencia emocional, y esto espero que sí lo aprendamos porque desde ahí podemos solucionar muchos problemas tanto personales como sociales, creo que aquí profesionales de distintos ámbitos estamos totalmente de acuerdo, porque así todas las personas partiremos desde un mismo punto de respeto, empatía, asertividad, solución de problemas, etc. que nos sirve para nuestra vida cotidiana como para casos como los que estamos viviendo o podemos vivir.