Cuatro grandes banderolas que caían desde lo alto de telón ya lo hacían presagiar. Los colores de las indicaciones que el público se encontró en sus asientos, lo confirmó. Alegría, bondad, compañerismo y dinamismo marcarían la obra de teatro ‘Navidades en Valdocco’, o lo que es lo mismo, el Oratorio Salesiano impulsado por Don Bosco sería el hilo conductor que permitió que los jóvenes y mayores que ayer llenaron el Teatro «El Silo» se unieran bajo las experiencias y recuerdos de unas tardes de verano que en Pozoblanco siguen marcando a generaciones.

Lejos de formalismos teatrales, la de ayer fue una obra que buscó emocionar y divertir a partes iguales con una fórmula sencilla. Una cena de Navidad compartida y Don Bosco recordando sus inicios, su lucha por los «niños de la calle», por dar un hogar y una forma de vida a cientos de niños. El espíritu de todo un colegio y de una forma de entender la vida puesto en escena con la complicidad de más de un centenar de personas -elenco y producción- que consiguieron transmitir ese espíritu a un público que no dudó en ser partícipe de la obra.

El relato de la vida y la obra de Don Bosco fue salpicado, con acierto, con piezas musicales de la mano de Paco Rojas, Marce Moreno, Antonio Carlos Escribano, Javier Fernández, Samuel Arjona, Esther García y Pedro García y que finalizaron con los villancicos del coro de los antiguos alumnos del Colegio Salesiano. Las ‘interrupciones’ musicales hicieron recordar, otra vez, la importancia que la música, como punto de unión, ha tenido y tiene en esas tardes de Oratorio.

No faltó nada ni nadie y tampoco lo hicieron la esencia de todo, los niños. Desde el primer momento de la obra, ellos son los protagonistas, por quien luchó Don Bosco, y a través de los juegos -sacos, zancos, trompo, aro, comba, pañuelo, pelota- dieron color, mucho color, a una obra ideada y plasmada por Antonio Jesús Lozano, que fue reconocido, además de con los aplausos, con el abrazo final de los más pequeños.

Lejos o cerca de las cuestiones religiosas, ayer durante ‘Navidades en Valdocco’ se reivindicó otra cosa, los valores de la alegría, la bondad, el compañerismo y el dinamismo. Valores a los que muchos pozoalbenses se han acercado alguna vez, porque quién no conoce de cerca el Oratorio Salesiano, es parte de nosotros y de eso quedó constancia en cada momento de complicidad que se vivió durante la obra. Desde aquí, enhorabuena a todos los que ayer consiguieron remontarnos años atrás, cuando buscábamos ansiosos nuestro carnet, nuestros sellos y nuestro color. ¡Enhorabuena a la familia salesiana de Pozoblanco!