Pozoblanco vivió en el día de ayer un amanecer diferente, envuelto en aroma de pólvora y sentimiento de despedida. Centenares de ciudadanos acudieron fieles a la cita con la patrona de la localidad, la Virgen de Luna, para hacer un camino muy diferente al emprendido en el mes de febrero. Si en aquel entonces al caer la tarde el municipio vivía momentos intensos con la llegada de la patrona desde el Santuario de la Jara, en el día de ayer el camino realizado era a la inversa. Hoy será el pueblo de Villanueva de Córdoba, como cada Lunes de Pentecostés, el que abrace a la que también es su patrona y después de un día de Romería la acoja en el municipio.

Fieles a las tradiciones, los hermanos de la Cofradía de la Virgen de Luna, perfectamente ataviados con su uniforme donde destaca la característica levita, esperaron la salida de la patrona de Santa Catalina, entre los espectaculares movimientos de la bandera y las descargas que dejan ese aroma a pólvora. La casa de la Cofradía fue el punto de encuentro de los hermanos y a ellos se sumaron centenares de devotos y romeros que quisieron hacer el camino al lado de la imagen de la Virgen de Luna. Parada obligatoria la que se llevó a cabo a las puertas del Ayuntamiento donde le fue retirado el bastón de alcaldesa perpetua y también en el Arroyo Hondo donde se procedió a retirarle las lleves que se le impusieron a su llegada a la localidad.

Y a partir de ahí se inició un camino donde la Virgen de Luna nunca caminó sola porque fueron decenas las personas que cubrieron los catorce kilómetros que separan Pozoblanco del Santuario al lado de la imagen, portada por voluntarios. En el inicio de ese camino se vivió uno de los momentos más emotivos de la despedida, con el cante de la Salve y la imagen partiendo ante los ojos de un pueblo que ya anhela su vuelta. De vuelta al camino, los romeros pudieron disfrutar de los avituallamientos preparados por el Ayuntamiento de Pozoblanco en dos puntos diferenciados donde pudieron recargar pilas y seguir compartiendo vivencias con otros romeros. Porque la Romería también tuvo mucho de eso, de compartir con familiares y amigos un día de campo al cobijo de la Virgen de Luna.

Una vez en el Santuario, la Cofradía siguió con sus tradiciones, aunque en esta ocasión primero tuvo lugar la Eucaristía y posteriormente la procesión de la Virgen de Luna por los alrededores del Santuario. Finalizados ambos rituales, y después del perceptivo asueto, los hermanos emprendieron el camino de vuelta y también los romeros que optaron por acompañar a la patrona hasta su Santuario en una jornada que se desarrolló sin incidencias. La tranquilidad que reinó entonces en el Santuario, en plena dehesa de Los Pedroches, se verá hoy rota con el bullicio del pueblo de Villanueva de Córdoba que acude al mismo lugar a cumplir con otras tantas tradiciones y rituales para que los jarotes pueden disfrutar de la que también es su patrona, que ya en el día de hoy pernoctará en Villanueva de Córdoba.