Sonó el Pregón, se escuchó la sentencia que condenaba a muerte a Jesús. Pero horas antes ya podía escucharse por las calles los toques de corneta que iban recogiendo a los Soldados Romanos de la Cofradía de Sayones para que a las 4.30 se pudiera recoger al capitán. Los primeros sonidos se escuchaban apenas habiéndose recogido la Cofradía Salesiana y no muy lejos de su templo.

Como cada año la Plaza de la Iglesia asistía al antiguo ritual del Pregón. El primero en aparecer era Judas. Ataviado como siempre y provisto de una pica que arrastra por el suelo, comenzó la búsqueda del hombre que iba a entregar. La escenificación del pasaje de la Biblia se tornaba real: arboleda, el Hombre, el traidor y una legión de soldados que lo iba a apresar.  Al acto acudía una plaza repleta de gente que esperaba atenta las entradas y salidas a la Iglesia de Jesús Nazareno .

El ritual se repetía como cada año. Salía Jesús Nazareno a paso lento iluminado desde la distancia y a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Ntro. Padre Jesús Nazareno «Sayones». Tres veces se pregunta a los romanos y tres respuestas idénticas tras las que llegó el momento tan esperado del canto de la sentencia. Una vez condenado, escena en el centro de la plaza, Poncio Pilato se lava las manos y entrega el preso a quien lo va dirigir al monte de la calavera, Gólgota.

Al llegar a la Casa de Hermandad de la Caridad, en Andrés Peralbo, momento de la primera caída. Gran esfuerzo de los costaleros para bajar el paso. En Salesianos el encuentro con la Mujer Verónica que le enjuga el rostro. Por Santa Marta hasta la cruz de la unidad donde llega el momento del encuentro con su madre y con el discípulo. San Juan, el cual casi estuvo a punto de no salir, lo lleva hasta su madre, acompañada por su hermandad, la Cofradía de Nazarenas de Ntra. Sra. de los Dolores. La Hermandad Servita rezó la Estación del Vía Matris.

Ya de vuelta al templo, con una corporación llena de juventud y en correcto orden, llegaron a la sede de las Agrupadas donde Jesús cae por segunda vez. Por tercera, en Celestino Martínez. Tras esta última caída, y poco tiempo después, la Cofradía se encuentra a las puertas de su templo. Es el momento del recreo, de vivir intensamente los últimos momentos de la estación de penitencia. Y más si la plaza está llena de gente. En muchas ocasiones difícil esta estampa con tanto público pues pocos son los que aguantan hasta ver a Jesús recogerse. No en esta ocasión.

Una vez dentro llega el momento de las felicitaciones: junta directiva, soldados, penitentes, costaleros y banda. Y además la Hermandad Servita, única hermandad que sale en dos ocasiones en nuestra Semana Santa.