Esta semana lo tenía hecho. Lo tenía hecho desde el domingo pasado en el que vi la entrevista que Jordi Évole le hizo a Ibai Llanos en televisión. Me dije, hay que ver este chaval que conciencia de clase tiene que gana millones de euros al año y al contrario que sus otros compañeros youtubers quiere pagar sus impuestos en España porque entiende que es lo que hay que hacer. Un mensaje con esa potencia dirijido directamente a los millones adolescentes de este país que le siguen no se me podía escapar. Pues se me escapó.

Resulta que después de tenerlo hecho con Ibai llegó la moción de censura en Murcia y llegó Díaz Ayuso, en una suerte de Verbena de la Paloma, con aquel: “socialismo o libertad”. Me dije de nuevo: ya está, con esto tengo la columna hecha no se me va escapar; pero es que luego llegó el PP de Murcia y los tránsfugas y ese hacer honor a este país de traidores (aunque no todos los traidores son iguales y algún día hablaremos sobre eso). Ya sí que no se escapa. Hasta el título tenía. Pues también se me ha escapado.

Y todo se me ha escapado porque esta mañana temprano (escribo esto ayer sábado) mientras tomaba café en casa y miraba en el teléfono el grupo de mis amigos llegó mi amigo Juan y me dijo: “Ayer compré una acordándome de ti y sonriendo”. Juan respondía a una noticia con la que otro Juan, Juan Miguel, abría la tertulia guasapera que tenemos todos los sábados a primera hora hablando de las gilipolleces varias que están dentro de nuestro pequeño universo de más de 20 años siendo amigos. La noticia presentaba la novedad de que un supermercado “sorprende con tres nuevas pizzas de masa madre”. No se rían. En nuestro pequeño universo de más de 20 años siendo amigos el tema pizza y el tema masa madre tiene tertulias encendidas y muchos cachondeos entre algunos de los grandes aficionados a esos manjares que hay en el grupo de mis amigos.

Entonces cuando Juan le respodió a Juan Miguel eso: “Ayer compré una acordándome de ti y sonriendo” y yo le respondí: “Eso es la amistad”; empecé a pensar que la vida es eso y no los impuestos de Ibai o los traidores del PP, que también. A lo mejor la vida es el instante en que dos amigos que lo han vivido todo juntos se acuerdan el uno del otro viendo algo y sonriendo. A lo mejor la vida es yo me imaginé a Juan y todos y cada de sus movimientos comprando aquella pizza y sonriendo. A lo mejor la vida es que aunque Juan Miguel esté en Lleida y Juan en Almería y que por culpa de una pandemia, de la que justo hoy se cumple un año, y que nos intenta doblegar (no nosotros a ella porque somos imbéciles) no se ven desde ni me acuerdo sigan cuidando su amistad en esas cosas que les son comunes aunque no se vean. Porque para tener buenos amigos y tenerlos cuidados no hace falta verse. Y pensé, al fin, que a lo mejor la vida es eso, una pizza de masa madre.