El protagonismo mediático y comunicativo del proceso electoral estadounidense sirve para entender el papel hegemónico de EEUU en España y Europa, además de nuestro rol colonial y de subyugación.

Trump era el candidato peligroso, referente global del actual movimiento reaccionario internacional y situado en paralelo con el proyecto político e ideológico de Vox. Biden era un candidato débil, comunicativa y políticamente, que pasaba por inadvertido y aparentemente neutro, garantía para el ‘establishment’ en política económica e internacional, neoliberal y contrario a las posiciones de la izquierda (Bernie Sanders fue el candidato eliminado, era la antítesis a Biden).

EEUU como sueño del capital y pesadilla de la clase trabajadora. Se trata de un país roto por las profundas desigualdades sociales y económicas y la discriminación racial, con un importante avance de los sectores ultrarreligiosos, sin los elementos más básicos propios de un estado (sanidad o educación), dirigido por multinacionales y élites económicas y con una criminal política internacional. Todo eso se sumaba en estos momentos a un Trump reaccionario, protofascista y expansivo que aceleraba las contradicciones y la crisis de un capitalismo global que necesita su violencia para frenar su caída y que, a su vez, no exista alternativa obrerista y socialista. 

Estados Unidos como estado fallido. Un proceso electoral dificultoso, complejo y lento, con un sistema electoral mayoritario y con restricciones a la participación. Un jefe del estado dando órdenes contrarias al propio procedimiento establecido y a su ordenamiento jurídico y legal (acusaciones de fraude, peticiones para no contabilizar los votos, denuncias judiciales, organizaciones paramilitares, etc.). Todo un esperpento antidemocrático que debería invalidar cualquier duda, justificación o, directamente, golpismo de determinados organismos internacionales, como la OEA o la UE, cuando se producen o intentan evitar victorias electorales de la izquierda. Que se callen y respeten la soberanía de los pueblos cuando democráticamente eligen sus propios destinos, les sean o no favorables a sus espurios intereses. Han llenado el mundo de sangre con golpes de estado y derribado gobiernos democráticos y legítimos de la izquierda (Bolivia es el último caso).

Derrota de Trump, victoria de Biden y continuidad del capitalismo. Había que derrotar a Trump, era lo posible y, por lo tanto, era lo pragmático para una izquierda organizada que está huérfana en EEUU. Una posible victoria de Trump suponía el empuje definitivo para las fuerzas neofascistas y ultraderechistas, con terribles y descontroladas consecuencias para nuestro propio país. Hoy el mundo está mejor sin Trump, pero continúa siendo un terrible mundo. El proceso de fascistización no se ha frenado, el capitalismo rige nuestras vidas y EEUU es el imperio. La izquierda organizada y la clase trabajadora debemos pasar a la ofensiva, debemos construir una alternativa global para la humanidad. 

Y como última reflexión. Esclarecedor papel de los falsos «patriotas» españoles ante un Trump que ha atacado a nuestra economía. La política arancelaria de estos años de Trump con respecto a la agricultura española ha supuesto un duro ataque a la economía y a nuestros productores con millones de euros de pérdidas. Solo se ha escuchado el silencio por parte de la derecha. No están al servicio de la patria real, están al servicio de los intereses extranjeros del gran capital. No es una anécdota.

 

Sebastián Pérez Gallardo, Politólogo y  Secretario de Organización Provincial de IU Córdoba