¿Cuántas historias conocemos en los últimos años de personas que han tenido que emigrar a otros países para poder encontrar una salida laboral? La crisis económica ha hecho estragos en un país que ha visto marchar a muchos de aquellos jóvenes, y no tan jóvenes, que tienen -o tenían- que ser dueños del futuro. La historia que relatamos hoy se sale de ese molde y nos presenta a una pozoalbense que entró a formar parte de los «expatriados» por una simple necesidad personal, por como ella dice «dejar de vivir para trabajar y empezar a trabajar para vivir«. Hoy viajamos hasta Tailandia para bucear en la historia de Rocío García.

Casi todos hemos necesitado, o al menos soñado, con un paréntesis en nuestra vida, con marcharnos de nuestro entorno más inmediato, con buscar otro espacio donde poder encontrar otras alternativas a las elecciones vitales que nos van acompañando con el devenir de los años. Rocío García se encontró en esa tesitura hace ya unos años cuando decidió «darme un descanso de mi vida real» para dedicarse a una de sus pasiones, bucear. Esta publicista pozoalbense hizo las maletas y puso tierra de por medio con el tan maravilloso como caótico Madrid y puso rumbo hasta Tailandia para comenzar «un plan B» que con el paso del tiempo se ha convertido en el plan A y los meses iniciales han dejado pasar a los años.

En diario de un expatriado relata como la desconexión necesaria se unió a la necesidad de cumplir varios sueños: salir de la ciudad, empezar a trabajar para vivir, aportar algo a las vidas de los demás y no ayudar a crearles dependencias y tener su propio negocio. Dicho y hecho. Y es que a pesar de la distancia, de seguir echando de menos a los suyos, esta pozoalbense parece haber encontrado su sitio y, lo más importante, haber cumplido sus sueños porque desde hace un año y medio regenta su propio centro de buceo: La Bombona Diving

La Bombona Diving es un centro de buceo español en la pequeña isla de Koh Tao donde la pozoalbense y sus compañeros de aventura ofertan cursos para buceadores noveles o experimentados, con un trato exquisito y permitiendo que quienes confían en ellos descubran las maravillas de una isla que atrapó a García desde su llegada. Salió de una monotonía y ahora está adentrada en otra, pero es su monotonía, la buscada, la deseada, la que le permite cada día descubrir nuevas experiencias, acercarse a nuevas culturas, empezar ese camino de «trabajar para vivir».

Salió, como dice, de su «zona de confort» y lo hizo voluntariamente para pasar a ser una expatriada. Ahora bucea en busca de otros retos, cumpliendo sueños e invitando a todos a sumergirse en las profundidades del mar con el grupo profesional y humano de La Bombona Diving.