La crisis del coronavirus conlleva unas implicaciones y variables económicas que recién están empezado a ser cuantificadas. Una situación que muchas empresas han sabido convertir en oportunidad, al menos, para mantenerse a flote explorando otros nichos de mercado. Para conocer una de estas historias nos trasladamos hasta el Polígono Industrial de San Roque de Dos Torres donde visitamos el taller de Supratex, un taller que se encuentra a pleno rendimiento gracias a la «reconversión» realizada durante estos meses. 

Con más de un cuarto de siglo de experiencia y asentada en el mercado con su apuesta enfocada al sector hotelero y de restauración la paralización de estos sectores, vitales en la economía española, supuso un varapalo para esta empresa. Así lo reconoce su máximo responsable, Tobías Madueño, que relata que «nuestro negocio está enfocado al tema hotelero, entre otros negocios, tenemos tres tiendas y se paró todo de golpe, todo cerrado y sin saber cuándo se iba a poder recuperar la actividad». Una realidad que conllevó que se acumularan pedidos pendientes de fabricar y servir, otros fabricados y pendientes de servir y que llegaran devoluciones de clientes que no tenían liquidez para afrontar los pagos. 

De «catastrófica» tilda la situación Madueño que, sin embargo, tuvo la capacidad junto a su equipo de analizar la información empresarial que maneja y adentrarse en un sector que no le era desconocido, el de la sanidad. Con un amplio conocimiento de proveedores, de tejidos y a sabiendas de que una de las claves estaba en la capacidad de reacción, la empresa comenzó la fabricación de mascarillas, batas, buzos, gorros y calzas en dos tejidos, desechable y reutilizable. A ello se le dio la calidad y la garantía de la homologación obtenida por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, una garantía necesaria en tiempos donde la alta demanda pone a prueba al mercado. 

Esa fue la apuesta para «tirar hacia adelante», para no dejar a nadie en el camino y para seguir generando liquidez que permita hacer frente a otros gastos derivados de la crisis. «Comenzamos con el tema de las mascarillas sin saber la respuesta que íbamos a tener, pero pronto abrimos el abanico», indica Madueño, un empresario que puede decir que en tiempos de crisis ha hecho crecer su plantilla con la contratación de dos personas más. El volumen de trabajo provoca que baraje alguna contratación más, aunque también hay que analizar «la inestabilidad del mercado». Con el taller de Dos Torres funcionando, la empresa también ha derivado mercancía a talleres externos de Cádiz, Jaén, Priego de Córdoba, Granada, Lebrija, Málaga, Alicante, Ciudad Real y Toledo. 

El objetivo es dar respuesta a un mercado que concentra una altísima demanda a la que hay que añadir la «celeridad» que solicita el cliente. «Todo el mundo lo quiere para mañana, nos preguntan cuánto tenemos en stocks, por eso buscamos talleres en otras provincias para poder abastecer la demanda. También nos estamos encontrando con la dificultad de encontrar algún tejido cuando tenemos ya vendido el producto», detalla el empresario usía. 

La visita al taller nos permite hacernos una idea de la demanda del mercado, entre patrones, máquinas de coser y embalajes. Eso sí, la incertidumbre sigue estando presente porque los plazos para la recuperación del sector turístico y, por tanto, hotelero son inciertos. Tobías Madueño confía en que el hecho de que España «tenga a los mejores hoteleros del mundo» sea un punto a favor para que el sector consiga también «reinventarse» y abrir las puertas a la recuperación para lo que pide que «el Gobierno no meta la pata, no nos agobie».