Se rumoreó el viernes por la noche, pero se constató en una mañana de sábado frenética donde los teléfonos echaban humo. Bueno, seguían echando, porque las conversaciones se alargaron durante horas para ver qué se hacía con la manifestación por un «agua potable y de calidad» convocada por los alcaldes de Los Pedroches y el Guadiato. Vaya por delante que se trata, probablemente, del ridículo político de mayor envergadura en nuestra historia reciente. Ante un problema de tal magnitud, los primeros ediles son incapaces de llegar a acuerdos y de hacer las cosas mínimamente con algo de seriedad y solvencia. En una escueta nota se indica, a veinticuatro horas de la cita, que se desconvoca la manifestación utilizando un eufemismo que se traduce en que la ciudadanía no ha secundado la llamada.

Para ser exactos, en esa nota se apuntaba que la suspensión respondía al «objetivo de buscar una mayor movilización social». Entiendo que los alcaldes y alcaldesas ya se han reunido para analizar por qué la convocatoria no ha tenido el respaldo esperado, aunque me temo que eso no ha ocurrido. En la escueta nota también se alega que se busca otro objetivo, «ampliar el consenso». Y aquí ya sí que me pierdo porque hubo unanimidad en la última reunión celebrada en la Mancomunidad de Los Pedroches para aceptar la hoja de ruta marcada. Si alguien se ha desmarcado, algo lícito, lo mejor es que se explicase porque da la sensación que detrás de todo esto hay movimientos que van más allá de pedir agua «de calidad y potable». Unanimidad que se rompe, por cierto, con las notas de un lado y otro reprochándose y echándose a la cara lo hecho y lo no hecho. 

Igual la ciudadanía está harta de ese intercambio epistolar, de que sus representantes políticos sean incapaces de armar una estrategia para presionar y defender los intereses de quienes representan. Igual la ciudadanía no ve serio que una convocatoria se convoque, luego se suspenda, y se vuelva a convocar con pocas ganas de que se respalde. ¿De verdad en siete meses no ha dado tiempo de elaborar una estrategia y una manifestación con ciertas garantías de éxito? ¿En qué situación nos deja esto? 

Luego está lo de la mayor movilización social, que pone el foco en la ciudadanía. Otra vez. Y entendiendo que no es del todo justo, o la comarca de Los Pedroches se empieza a movilizar o la situación en la que vivimos se va a alargar considerablemente. Si en siete meses no nos hemos tirado a la calle, quienes nos representan no han sido capaces de lanzar un mensaje de unidad ni dejado los intereses partidistas a un lado, ¿quién nos va a hacer caso? Ya se los digo yo, nadie. Quizás, ante la falta de liderazgo político real en la comarca lo único efectivo es que la ciudadanía vuelva a encabezar las movilizaciones. A ver si en diciembre nos convocan para el 28 de diciembre, al menos, la tercera suspensión se quedará enmascarada con algo de humor. O igual ya está todo solucionado… si llueve.