La mañana del domingo ha sido perfecta para el avistamiento de las grullas en la dehesa de Los Pedroches y en el entorno del pantano de La Colada, actividad principal del Festival de la Grulla que ya va por su cuarta edición, siguiendo en su línea de mostrarnos de una manera amena, cercana y explicativa la presencia de este tipo de ave en nuestra comarca.

Una mañana fresca y de niebla, pero con ausencia de lluvias, las cuales fueron las causantes de que las dos actividades previas hayan tenido que aplazarse, tanto la que se organiza con escolares, como la marcha cicloturista. Al fin y al cabo, una fría mañana más de Los Pedroches en la que unos 50 participantes, entre ellos 10 niños, se han embarcado en esta aventura por la dehesa para contemplar los últimos días de estancia de esta ave tan singular en nuestra comarca, porque, aunque no lo parezca para nosotros, para ellas ya está subiendo la temperatura y es hora de volver al norte de Europa.

Desde distintos enclaves se ha podido ver como las grullas se alimentan de las bellotas caídas en el suelo, como si de una montanera ibérica se tratase, puesto que, según Pedro López, de Pedroches Wildlife, “suelen venir para octubre y se van para febrero, aunque hoy ya les hemos podido ver en vuelo alto y circular, buscando las corrientes de aire, por lo que parece que puedan estar ya a punto de volver a sus lugares de origen, el norte de Europa”.  La grulla es un ave que no acepta la presencia humana, por lo que gracias a los telescopios se ha podido observar a los ejemplares hasta unos 150 metros de distancia, que suele ser cuando alzan el vuelo si se sienten intimidadas, algo que también suele ser una estampa digna de ver por su particular trompeteo tan característico cuando están en vuelo.

Es difícil contar cuántas grullas comunes deciden habitar en nuestra comarca durante estos meses de invierno, pero según el censo de la temporada 2019-2020 de “Grus Extremadura”, una de las comunidades que registra mayor número de ejemplares, en Andalucía se estima que pueden quedarse en torno a las 13.000 aves de las más de 220.000 que acuden a la península ibérica. Si bien es cierto, que nuestra cercanía a la comunidad extremeña permite que el censo aumente en nuestra zona, puesto que muchas buscan el dormidero en zonas extremeñas y vienen a alimentar al entorno abierto de la dehesa de Los Pedroches.

La ruta para el avistamiento de las grullas ha tenido distintas etapas, con un recorrido de unos 9 kilómetros a pie y otros en coche, hasta finalizar en la zona recreativa de La Colada, donde han repuesto energía con unas migas para el programa de la tarde. Este espacio estará dedicado a actividades con los niños, que podrán recoger bellotas para crear un semillero de futuras encinas que se plantarán en la zona, además de plantar dos encinas en el entorno de la zona recreativa como recuerdo de esta cuarta edición. A la caída de la tarde, todos los participantes podrán disfrutar de la observación ornitológica en uno de los momentos en los que las aves que habitan en el pantano de La Colada buscan sus dormideros. Podrán verse aves como el avefría, el milano real, el lagunero, los cormoranes, anades o gansos del Nilo, antes de dar por finalizada la actividad.

Para los días próximos, se podrá celebrar la ruta cicloturista para el avistamiento de las grullas, que tuvo que aplazarse por la peligrosidad del recorrido a causa de la lluvia, y también tendrá lugar la actividad con los escolares de 4º y 6º de Primaria del CEIP La Inmaculada de El Viso, que además de un desayuno en la zona recreativa de La Colada, serán los protagonistas de una gran bellotada, germen para seguir sembrando encinas en la dehesa, así como ser los artistas de un mural que ilustrará este entorno tan singular de El Viso.