• La X Semana de Turismo Rural consigue reivindicarse bajo el trabajo conjunto de todo un pueblo
  • Impresionante despliegue de los vecinos y vecinas para dar forma un año más a esta propuesta

 

¿No conoces aún la Semana de Turismo Rural de Villanueva del Duque? Pues te quedan tres días para poder disfrutar de una propuesta que desprende, principalmente, la unidad de todo un pueblo que consigue aunar fuerzas para convertir y alterar su día a día mirando a otros tiempos y poniendo las tradiciones y la cultura al alcance de todos, abriendo sus calles a los visitantes, recreando un pasado, unos oficios y una identidad que los vecinos y vecinas se empeñan en cuidar y enseñar a las generaciones venideras.

Una entra estos días en Villanueva del Duque y no encuentra fin al paseo que ofrecen sus calles, en cada rincón una sorpresa. Las calles te dan la bienvenida, no solo con las palabras, sino a través de lo visual y también de los olores que desprenden los adornos florales que inundan muchas de las fachadas y que consiguen que al visitante se le enciendan todos sus sentidos. El viaje te permite entrar en una taberna, de las de antaño; en una carnicería con una balanza de las que manejaban nuestros abuelos, con una caja registradora que impone; o con un taller de costura donde las máquinas, las prendas, las revistas de moda y hasta la radio dan muestra del paso de los años y también del valor que cobra lo antiguo en una sociedad tan industrializada como la nuestra.

La riqueza de la X Semana de Turismo Rural se vive en cada calle y también en cada Rincón. Los vecinos han cuidado con esmero cada detalle y entrar a una Casa Consistorial de 1723 te traslada en el tiempo. En ese Ayuntamiento puedes ver el archivo, el salón de plenos, el arbitrio, el juzgado o los calabozos, no falta detalle. En el homenaje al pasado, tampoco puede faltar el realizado a todos los mineros que en su día trabajaron en las minas de Villanueva del Duque. Impresiona la recreación de las minas, de los mineros en un Rincón que se convierte en uno de los más espectaculares.

En esta oda a lo rural, el campo está muy presente y el labrado, siembra y arado de la tierra también puede disfrutarse en las calles de la localidad que parecen cultivar tomates, cebollas, pimientos o calabazas que se pagan en gordas y en pesetas. ¡Qué tiempos! Para perderse en el tiempo, como se puede hacer en el campo de girasoles que desde la lejanía parecen hasta reales, como la pasión de un pueblo por promocionarse y por convertirse en un referente a través de sus más claras señas de identidad. 

El paseo se podrá acompañar durante el fin de semana con otra ruta, la de la Tapa, además de poder disfrutar de una serenata a las mozas, del mercado Artesanal que se instalará en la Plaza del Duque de Béjar, de las visitas guiadas que la organización ofrece y de toda una extensa programación que puedes descubrir aquí. Lo dicho, para no perdérselo.