El cierre del Festival FolkPozoblanco con la actuación final del grupo Aliara volvió a asombrar, una vez más, y ya son 31 las veces que lo ha hecho, con la huida colectiva del público a un tiempo pasado, exactamente al de nuestra niñez, cuando escuchábamos de boca de nuestras abuelas o nuestras madres esas canciones infantiles que aún quedan en nuestros recuerdos y con las que acunan a los bebés del presente, para trasladarlas a las generaciones futuras. Y eso es lo que pretendió Aliara, que acompañado por el coro infantil, hizo que niños y niñas pusieran las voces a canciones del folclore popular de toda la vida.

Pero antes de esa rememoración de aquellas cantinelas de antaño, el escenario se llenó de seguidillas, jotas, malagueñas y sones castellanos en las voces de la Ronda de Los Llanos, de Alcabecete, quienes además de ofrecer un variado de canciones populares muy influenciadas de variados ritmos y estilos por su carácter de zona de paso, supieron conquistar al público con su acompañamiento de baile.

Con un ritmo dinámico y marcado por el sonido de cuerdas de guitarras, laudes, guitarros y bandurria, con toques de castañuelas y panderos, el concierto de la Ronda de Los Llanos puso sobre el escenario a un grupo acostumbrado a las calles y plazas donde el baile acompaña unas canciones tradicionales picaronas, alegres y risueñas. Aprendió el público de ellos que los pasos de las jotas los dirigen las mujeres, y que la calidad de las voces no es lo que importa cuando se quiere transmitir la tradición oral y cantada de un pueblo. Un grupo que marcó el ritmo rápido, por la ilusión, y por el paso de las mujeres que regalaron un acompañamiento de baile a la música folclórica castellana.

Y con un popurrí instrumental de canciones infantiles de otros tiempos y aún vivas en el imaginario colectivo de los que estaban allí, Aliara presentó de esta manera a su coro infantil, un grupo de voces que con sus bailes y palmas fueron el mejor broche para este festival del folk. Porque Aliara quiso dedicar todo su repertorio a aquellas cantinelas que escuchábamos en las voces de nuestras abuelas y nuestras madres para dormir, para jugar, o simplemente para pasar el rato, para después trasladarnos de la mano al patio del colegio, a la plaza del pueblo o a las calles donde se jugaban los corrillos. Las letras de la Jeringonza, el Pañuelito, Al pasar por el cuartel, los Cordones, el Carnaval, Café de San Antonio y otros temas fueron interpretados por Aliaria y su coro de voces infantiles con las que no era extraño escuchar el tarareo de un público que las conoció y las recordaba, y que sin duda aún se siguen cantando en los hogares de nuestra tierra.Para cerrar la noche, la canción de El Burro Vinagre, Premio Andalucía de la Música 2001. Pero tras el encoreAliara quiso dejar un buen sabor de boca con un popurrí de canciones de corrillos, bailables, con ritmo y muchas palmas.

Y si el día de ayer fue caluroso, la noche de verano cálida y arropada por las estrellas en un patio como el de La Salchi, fue el lugar y momento idóneos para que todos los presentes se fueran recordando aquellas sonatas que se cantaban en las calles formando corrillos, pasillos o saltando a la comba, con un sueño compartido y lanzado sobre las tablas del escenario: que estas canciones sigan estando en boca de los jóvenes padres y madres. Y parte ya se ha conseguido, si los niños del coro infantil de Aliaratransmiten esas canciones a sus compañeros de patio de recreo para que se vuelvan a escuchar.

El FolkPozoblanco cumple 31 años, y ha sido padre y madre de savia nueva con voz de niños y niñas, y a ellos susurran al oído canciones infantiles de nuestro patrimonio histórico inmaterial.