A pesar de las ausencias, el Carnaval de Pozoblanco demostró ayer seguir gozando de muy buena salud en el Certamen de Agrupaciones que se celebró en el Teatro «El Silo» y que fue presentado por el pregonero del 2014, Antonio Arévalo Santos. La conjugación de voces, música y letra que se espera de todo certamen salió de manera afinada porque los diferentes autores supieron sacar punta a su ingenio y a su pluma, que encontró un filón en la situación política existente en Pozoblanco (la dupla Pablo-Benito dio para mucho) y en la situación social que se vive en España. Los temas locales se alternaron con los de más alta esfera, aunque los protagonistas fueron las cinco agrupaciones que siguen dando vida a un Carnaval que hoy sale a la calle.
El telón se subió por primera vez para acoger a la chirigota «Los reincidentes», muy divertidos por su interacción constante con el público y las «peleas» entres los dos bandos de estos particulares presos. Y precisamente en el primero de los pasodobles hacen gala al nombre con el que salen este año para reivindicar que no se consideran imprescindibles, que simplemente aman el carnaval y vuelven con sus coplas cada febrero. Divertida la tanda de cuplés con el primero enfocado a la defensa del andaluz y que finaliza con la crítica a Ana Botella por el ya famoso «relaxing cup of coffe». En el segundo, estos reincidentes se quedan en Pozoblanco y en la rotonda de la carretera de Iryda o se pasean por la calle el Toro. La chirigota vuelve a los pasodoble con una feroz crítica al actual equipo de gobierno, repasando la historia de gobiernos socialistas y haciendo una reflexión, los de antes eran malos pero los de ahora los harán buenos. De ingenio también tiró la chirigota en su otra tanda de cuplés con temas políticos locales y recordándole a Benito García que no será alcalde. La agrupación se despide con un emotivo pasodoble que consigue poner en pie al teatro y su autor, Pedro Guijo, recoge el aplauso a una letra muy sentida.
Otra chirigota, «El séptimo haciendo el indio», fue la encargada de seguir con la noche de pasodobles y cuplés. Indios y vaqueros llegan al teatro para cantarle a Pozoblanco porque «me siento orgullo de haber nacido tarugo y en tus entrañas crecer». Un bonito homenaje que continúa con un reclamo en contra de los recortes en derechos, la situación de desempleo y un sistema democrático que «no es real». Los autores de esta chirigota se acordaron en sus cuplés de las agrupaciones que este año han decidido descansar en febrero y demuestran en su repertorio un gran trabajo con letras muy acabadas que acompañan con una buena puesta en escena, aunque se echa en falta algo más de conexión con el público.
La primera parte del certamen finalizó con la actuación de otra chirigota, los héroes de «Vamos de capa caída». Un clásico del Carnaval de Pozoblanco que saben tirar de un tipo sencillo pero muy recurrente y que saben utilizar desde su presentación porque su primera misión «ha sido en Pozoblanco venir a tu carnaval para reírnos un rato, solo te voy a pedir una cosa chiquitita, si a ti no te gusta tírame tomates y no kriptonita». En el primer pasodoble, rehuyen de ese papel de héroes que dejan para quien sale a buscar trabajo todas las mañana, para quienes superan el cáncer o para el jubilado que con una pequeña paga mantiene una familia. Bonito homenaje a la mujer en el segundo pasodoble. En los cuplés los chirigoteros comparten la afición futbolísticas con sus mujeres que finalmente les pichan el pito «para no salir en carnaval». En otro, andan inmersos en una misión imposible, buscar la lata de cocacola con el nombre del alcalde de Pozoblanco y parece ser que no encuentran una que ponga Pablo-Benito. Pegadizo el estribillo de estos cuplés. Muy bueno el popurrí de una chirigota que levanta al público con la última cuarteta donde utilizan sus poderes para acabar con todos los males solo por la sonrisa de un niño. Hermosa letra que invita a acompañares en ese camino «camina comino en este sueño que no existe lo imposible y ya verás como logramos que sea sincero.. Una luna llena y un cielo azul, verás como sale el sol a medianoche y lo llena todo de luz… Vamos a cambiar el rumbo de la vida para llenarla de paz, dime si me quieres acompañar, dime si tu quieres la libertad».
El certamen acogió entonces a la única de las comparsas de la noche. Siempre se le exige algo más a esta modalidad y no defraudó «La Panacea» que con música de José Luis Ballesteros y letra del mismo autor y de Juan Bautista Escribano Cabrera dieron un repaso a Pozoblanco y a su futuro, reclamando dejar de estar anclados en el pasado, se pasean por la Iglesia y el nombramiento del nuevo papa y homenajean a la figura de Nelson Mandela en un pasodoble donde abogan por el fin de la esclavitud y del racismo, el ideario por el que luchó este imprescindible personaje histórico del siglo XX. En los cuplés, aparece el sondeo de la calle Mayor y también el lapsus de que este año no haya circo en la Feria algo que justifican porque «para circos ya tenemos los plenos». El popurrí es la constatación del acierto y las miras de una comparsa que aglutina excelentes voces en sus filas y que acompaña sus letras con una variedad musical que gustó a un público que se quedó durante algunos minutos con la panacea propuesta por esta agrupación, «que nadie te recorte las ganas de vivir».
El certamen se cerró con la chirigota que llegó a semifinales del concurso de Córdoba, «Tiene guasa», unos divertidos emoticonos que también saben sacar provecho a un tipo que explotan desde la presentación donde detallan algunos de esos emoticonos. Siguiendo con la tónica de la noche, la chirigota alternó los temas locales con los nacionales y miró en su primer pasodoble a la pasividad de la sociedad ante los «cara duras» y llaman a «plantarle cara» para buscar, al fin, «tu cara de felicidad». En el segundo pasodoble cantan a Pozoblanco que no ha sabido enterrar «su mierda» en los contenedores soterrados y que la anda paseando en una ciudad del ocio de la que se presume y lo que es «una ciudad del terror». Un cierre de pasodoble brillante con aquello de «Baldomero es el primo de Carrillo pero los primos son Baldo y Benito que con más votos no ha sabido gobernar» y esperan poder piropear pronto a su pueblo. La tanda de cuplés sigue la misma tendencia y de Ana Botella a Pablo Carrillo al que le cantan porque les gusta su estado de whassap «quiero mucho a mi primo» y le prometen que cantarán hasta que acierten porque les pagará las horas extras. Los dos últimos cuplés para la situación del Betis al que mandan a Vodafone para tener dos años de permanencia y para el público del teatro al que le piden la tijera de plata. Divertido popurrí donde consiguen meterse al público en el bolsillo, un público al que buscarán en las calles de Pozoblanco.
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