Desde principios del mes de mayo se venía hablando de las restricciones de agua que íbamos a soportar en Los Pedroches en los siguientes meses ante la situación de los embalses y la inexorable falta de precipitaciones prevista para este verano. Todos lo sabíamos, administraciones públicas, empresas, ganaderos y ciudadanos éramos conscientes de este problema y todos callábamos, seguramente inducidos por el silencio de todas las administraciones ante la inminencia de unas elecciones autonómicas en las que nadie quería dar la voz de alarma por lo incómodo de la situación. A nadie le gusta ser portavoz de malas noticias.

Pasadas las elecciones y ante la evidencia de la situación, surgieron voces, sobre todo de los responsables del abastecimiento (Emproacsa), en los que ya se hablaba de restricciones a partir del mes de julio y también de las posibles soluciones, que pasaban por el trasvase de agua desde La Colada a Sierra Boyera.

La problemática de las competencias parece ser que se solventó tras varias reuniones y se acordó que la obra del trasvase de agua del embalse de La Colada a Sierra Boyera tendría un período de ejecución de 4 meses y un coste de 5,7 millones de euros. Y todo esto tras la declaración de urgencia de estas obras por parte del Ministerio para la Transición Ecológica, lo que implicaría acortar en parte los trámites.

Si sólo está garantizado el suministro hasta octubre y aún no se ha iniciado nada al respecto, mucho me temo que no deja de ser un brindis al sol de unas administraciones que cada vez más están dejando olvidar a una comarca que día a día pinta menos en el panorama provincial y andaluz. Y si somos un poco mal pensados, podría tratarse de un acuerdo más orientado a esperar que, con suerte, lleguen las tan ansiadas lluvias y haga desaparecer de nuestra conciencia ciudadana el problema de la sequía, que a ejecutarse en realidad.

 

Y es que la reflexión no es de personas mal pensadas, es que sólo tenemos que alejarnos de nuestra comarca para darnos cuenta de las infraestructuras y las comunicaciones que las distintas administraciones «hacen realidad» en otros lugares en contraposición a las que nos «concede» a Los Pedroches. Estos días hemos tenido la suerte de poder visitar la comarca de la Jacetania, con Jaca como cabeza de comarca, en Huesca y la zona de Panticosa, en plenos Pirineos. Pues bien, no puedes dejar de echarte las manos a la cabeza cuando, después de ver las infraestructuras de comunicaciones, con túneles, viaductos y autovías de hasta cinco carriles en una zona en la que el volumen de población es inferior al nuestro -Jaca tiene 13.000 habitantes- y una orografía demencial (hablamos de los Pirineos), regresábamos a nuestra tierra y nos encontrábamos con esa carretera infernal sin ancho reglamentario, sin señalización, sin arcén, que une Puertollano y Torrecampo. Me imagino al visitante que entre por Puerto Mochuelo a los Pedroches. Con independencia del majestuoso paisaje que se observa, no sería extraño que se diera la vuelta pensando haberse confundido por ser imposible tener que pasar por eso para acceder a una comarca habitada, o al que entre por Córdoba, con una carretera nacional en la que te juegas el físico por no tener un simple desdoblamiento.

Otro ejemplo: estoy seguro de que el coste de los accesos al aeropuerto de Ciudad Real, sí, ese que no recibe ni un solo avión desde que se inauguró, sólo el coste de los accesos por carretera, fue más alto que el famoso arreglo de la carretera de Iryda que se hizo hace 10 años, aquel que generó ríos de tinta y que tardó en ejecutarse 5 años para 13 kilómetros de carretera.

Y la pregunta es obvia: ¿por qué Los Pedroches está tan abandonada por todas las administraciones?

Alguien que me merece todos los respetos y que es una persona especialmente reivindicativa y luchadora por su tierra (la nuestra) me decía que esto estaba pasando porque no teníamos una persona que fuera referente en la comarca, alguien con la suficiente fuerza en instituciones importantes que empujase, que apretase y fuese escuchado allá donde fuese. No sé si es sólo eso, que nos falta espíritu combativo o nos sobra carácter autocomplaciente, pero sí es cierto que las infraestructuras (de todo tipo) se consiguen en los despachos.

Creo que ninguno de nuestros responsables políticos visita los despachos donde realmente se deciden las cosas importantes, más bien se dedican a buscar circos que nos entretengan y nos hagan olvidar la situación que tenemos y la que está por llegar con un despoblamiento galopante, un futuro desolador y una continua indiferencia.  

Dicho queda, a ver si alguien recoge el guante y, con suerte, mientras tanto, llueve.