Hace tiempo que las nuevas tecnologías dejaron aparcadas las cartas, que la tinta no rellena folios en blanco contando vicisitudes o simplemente la vida. Eso ha quedado reservado a las pantallas, a los mensajes de voz porque la rapidez se ha impuesto al ritmo que esa tecnología. El Museo del Pastor de Villaralto ha querido lanzar una mirada a esos otros tiempos y acoge una exposición temporal, ‘Cuando escribíamos a mano’, que recogen cartas y herramientas relacionadas con ellas. 

La exposición recoge documentos escritos a mano de todo tipo: cartas de emigrantes, de la mili, postales, felicitaciones de Navidad, chuletas para exámenes, dotes para los novios, contratos de compraventa de tierras y viviendas, escrituras de reparto de tierras, hasta un pergamino con cantoral litúrgico del siglo XVI-XVII.
 
Desde el museo de destaca unas copias de las llamadas cartas ilustradas que Rafael Romero de Torres, hermano mayor de Julio Romero de Torres, escribía a su padre, Rafael Romero Barros, cuando el hijo estuvo en Roma, con una beca de la Diputación de Córdoba, para aprender a pintar y dibujar, y esas cartas que enviaba a su padre, estaban ilustradas con dibujos a plumilla, demostrando a su progenitor los avances que iba consiguiendo en la técnica del dibujo.
 
La exposición temporal «Cuando escribíamos a mano» también recoge los útiles y materiales usados tradicionalmente para escribir a mano: un pizarrín y su tiza, tinteros, bote de tinta china y plumas de ave (ganso y buitre) y de metal, además de una pluma de caña ( denominada cálamo), la reproducción de una escribanía del siglo X, estuches con plumas estilográficas, papel de escribir cartas, sobres, lápices y gomas de borrar de todo tipo, bolígrafos variados entre ellos los “BIC Naranja, que escribe fino, y BIC Cristal, que escribe normal” o el bolígrafo multicolor.