«No sé si la literatura española le deba algo a Juana Castro, lo que sí tengo claro es que el premio Solienses se lo debe todo». Así de contundente fue el promotor y alma de este premio literario, Antonio Merino, instantes antes de entregar a Juana Castro el que era su segundo premio Solienses. El poemario «Antes que el tiempo fuera» le valió a la escritora para conseguir un más que merecido arado romano confeccionado por la asociación de artesanos de Los Pedroches, Ofiarpe. La escritora recogió este arado por primera vez ya que en su anterior premio Solienses aún no se había instalado el arado como reconocimiento. 

La de ayer, fue sin duda, una ocasión especial porque se reconocieron los tiempos de Juana Castro y se hizo en un acto que sirvió, de alguna manera, para cerrar un círculo. Todo ello en un marco incomparable como la ermita de la Virgen de Gracia de Torrecampo, una de las joyas del patrimonio de la comarca. Y es que el premio Solienses también ha servido a lo largo de estos años para poner de relieve algunos de los lugares más emblemáticos de Los Pedroches. 

La ceremonia de entrega del premio, que se vio envuelta con la música de la violonchelista Cristina Amor Rey, sirvió para poner en valor la obra de Juana Castro, esa «búsqueda en algún lugar de la memoria, de la propia historia. En los versos de Juana Castro Los Pedroches alcanzan la inmortalidad,  y no hablo de Los Pedroches físico, sino del espíritu de la comarca con el lenguaje eterno de la lírica para que ese espíritu no se pierda», apuntó Merino. 

Después, María Jesús Sánchez como representante del jurado desgranó parte del poemario ganador antes de que Juana Castro recibiera con emoción el arado romano. «Estoy muy agradecida porque a pesar de que te den otros reconocimientos, la tierra es la tierra», dijo la escritora que tuvo palabras también la última ganadora del Solienses, Ana Castro, por encontrarse con ella en una literatura «feminista, vitalista y dolorosa». 

Y como el tiempo estuvo muy presente, también con un guiño a las obras finalistas, Juana Castro no eludió ese concepto aludiendo a que «este premio me hace más ilusión que el anterior porque he visto a la vejez pasearse por mi casa. No sé si es la poesía la que me abandona o soy yo quien abandona a la poesía. Luego se introdujo en algunos de sus poemas, caminando por ese espíritu de Los Pedroches, por ese concepto de la mujer hija y madre, por esa mirada al tiempo, a algo tan efímero como constante. 

Además, en la propia ermita pudo verse una exposición de las cartas autógrafas originales de Juan Ramón Jiménez que posee el Museo PRASA Torrecampo y que añadieron más valor a estas ceremonia de entrega del Solienses.