No es un secreto que el colegio salesiano «San José» tiene una fuerte implicación con la ciudadanía pozoalbense. Pocos niños de Pozoblanco están exentos de alguna tarde de juegos en los patios de un colegio que abre sus puertas cada verano para acoger a niños y jóvenes para disfrutar del Oratorio Salesiano. Esa conexión se puso otra vez de manifiesto en la noche de ayer cuando el Teatro «El Silo» volvió a quedarse pequeño -un año después- para poner fin a un año en el que la familia salesiana ha conmemorado el bicentenario del nacimiento de Don Bosco.

Entre «Navidades en Valdocco» y «Aterrizaje forzoso en Valdocco» ha pasado un año. La Navidad pasada se abría el telón a ese bicentenario y en el día de ayer ese telón bajó con una representación teatral que volvió a unir todos los elementos que hablan de esa conexión entre un colegio y el pueblo donde se encuentra anclado. En «Aterrizaje forzoso en Valdocco» hubo mayor protagonismo de los niños y niñas de un colegio que a base de música, villancicos, bailes y teatro hicieron reír durante más de dos horas de función. La base fue el colectivo.

Todo para recaer en el lugar donde comenzó todo, en Valdocco; todo para recaer en un escenario en el que aparecieron las esencias del colegio salesiano; todo para que más de ochocientas personas cantaran al unísono «mi vida cambió, no eres como ayer…». Hubo cambio de guión -menos compacto-, viraje en la acción pero los colores del Oratorio, la alegría, el humor y la forma de ver la vida de Don Bosco volvieron a estar presentes en «Aterrizaje forzoso en Valdocco». Adiós a un bicentenario que la familia salesiana ha sabido celebrar.