El premio Solienses vivió ayer domingo un capítulo más siendo una cita casi obligada en la agenda cultural de la comarca de Los Pedroches, pero también con el patrimonio de la comarca. Antonio Merino, editor del blog Solienses, sigue apostando por lugares especiales por su historia y su valor patrimonial para encuadrar la entrega de un premio que este año encumbró a José Luis Blasco, que jugó en casa. Y lo hizo porque la cita tuvo lugar en la ermita de la Virgen de Guía de Villanueva del Duque, localidad oriunda de un autor que se mostró emocionado y feliz por alzarse con el arado romano que se otorga al ganador del premio Solienses. 

José Luis Blasco se hizo con el galardón gracias a ‘El Vocaburlario’ y después de recibir ese arado indicó que «lo que estoy viviendo en este momento, en este histórico cruce de caminos, jamás hubiera sido capaz de que yo lo imaginara o soñara. El azar interviene significativamente en nuestras vidas, este momento ni lo he proyectado ni lo he soñado». «Me siento cautivado por todo, por la aceptación que ha tenido ‘El Vocaburlario’, por la culminación con la concesión del Solienses y por recibirlo hoy en uno de los lugares históricos de la comarca de Los Pedroches», prosiguió. 

En su discurso, el autor contó el germen de su obra que nació ante la «pesadumbre de una enfermedad que había que afrontar con optimismo». «Esa fue la motivación, el estímulo de este diccionario o conjunto de palabras divertidas para incentivar el ingenio», explicó el autor. Sin intención de «ofender o mancillar el diccionario de la lengua española», José Luis Blasco recoge 1905 palabras con definiciones recurrentes y llenas de humor que conquistaron al jurado del premio Solienses. Palabras con un nuevo significado y otras «operadas y unidas a base de pegamento quirúrgico» que dejan vocablos como hurtelano, culeccionista, lechunga o antepesado, todas ellas explicadas por el escritor. 

Le precedieron en la palabra el alcalde de Villanueva del Duque, Miguel Granados, y el editor del blog Solienses, Antonio Merino, que reivindicaron el papel de la cultura como elemento para evitar la muerte de «nuestros pueblos». Así, Merino defendió la cultura «como arma para Los Pedroches, es la herencia recibida de nuestros antepasados», pero también «por la innovación con la creación de nuevos espacios de reflexión», algo a lo que «contribuyen los escritores de Los Pedroches que siempre escriben de nosotros, aunque crean que no». Y expuso durante su discurso uno de los secretos de este galardón, evolucionar de «una iniciativa personal a convertirse en algo colectivo».