Covap presentaba ayer un proyecto ambicioso encaminado a mejorar su modelo energético, un campo ante el que hay «márgenes de mejora», que busca la autosuficiencia energética y la sostenibilidad. Los detalles de la inversión, que cambia radicalmente frente a las que venía realizando la cooperativa más centradas en aumentar la capacidad productiva o en el lanzamiento de nuevos productos, se centran en los 25 millones de euros destinados a la instalación de tres plantas de energías renovables: fotovoltaica, biogás y biomasa. La alianza con empresas referentes del sector permitirá la implantación de tecnologías innovadoras que permitan incorporar criterios de economía circular en la gestión de Covap, lo que permitirá a la cooperativa cubrir el 80 por ciento de sus necesidades energéticas con fuentes renovables reduciendo de manera considerable su dependencia energética. 

Pero, ¿de qué situación parte la cooperativa? ¿Qué modelo energético mantiene en la actualidad? Covap recibe todos los días del año tres cisternas de gas licuado que es utilizado para la generación de electricidad y del vapor, por lo tanto, aparece una dependencia de los combustibles fósiles. Esas cisternas son transportadas desde el puerto de Huelva con un coste cada una de ellas de 35.000 euros. Otra de las problemáticas a las que viene haciendo frente la cooperativa es la generación de purines del vacuno de leche, el estiércol de sus cebaderos y los vertidos de las dos depuradoras que dependen de la industria. La tercera cuestión a mejorar aparece con la generación, por parte de las cinco plantas de la que consta la industria, de subproductos industriales que tienen que ser enviados a destrucción porque hasta la fecha no se ha encontrado la fórmula de valorizarlos. Un envío que, por descontado, también implica un coste económico.

Esas tres cuestiones encontrarían vías de mejora considerable en este nuevo modelo sostenible, que además, encontraría valor a esos subproductos industriales. La cooperativa, por tanto, ha apostado por la implantación, en la zona aledaña a la industria actual, de tres plantas: una fotovoltaica, una de biogás y una de biomasa, energías todas ellas cada vez más presentes en las industrias. Sin embargo, la novedad del modelo desarrollado por Covap es el híbrido que realizará con las tres plantas para generar su propia energía y conducir hacia la autosuficiencia energética. Por tanto, uno de los objetivos que persigue el nuevo modelo es reducir la dependencia energética del sector, pero también la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 80 por ciento con lo que se conseguiría esa apuesta por la sostenibilidad y por el cuidado del medio ambiente para “garantizar el futuro de las siguientes generaciones”, según explicó el director general de la entidad, Antonio Carmona.

Ese modelo híbrido permitiría la incorporación de la tecnología fotovoltaica que, con una producción de 11.000 megavatios al año, generaría el 25 por ciento de la electricidad que necesita la cooperativa. De manera paralela, y en la planta de biomasa a través de las astillas de la limpieza forestal y megavatios de potencia se conseguiría generar el cien por cien del vapor que necesitan las plantas de Covap, y que ahora depende del gas que se compra. La última planta que entraría en juego, y en la que la economía circular está más que presente, sería la que produciría biogás o biometano a través de la transformación de purines, lodos, estiércol y subproductos de las distintas plantas. Esta última vertebración de este nuevo modelo energético sería también positivo para los propios ganaderos, ya que podrían vender sus propios purines y el estiércol generado en sus propias explotaciones. Es decir, que lo que hasta ahora ha sido un problema se podría convertir en una solución tanto para la industria como para el ganadero.

Las tres plantas

La planta fotovoltaica (MAGTEL) ocupará una superficie algo inferior a las diez hectáreas donde se instalarán 11.088 módulos de 540 kilovatios cada uno. Será una planta de seis megavatios de potencia, con una estructura de seguidores que aumentará su eficiencia y dividida en seis unidades de producción. Todo ello permitirá la generación de 11.000 megavatios al año de electricidad lo que supone el 25 por ciento de la electricidad que necesita la cooperativa. Su construcción es la que más adelantada se encuentra y se espera que a finales de agosto se pueda entregar ya de manera definitiva e incluso se realice su conexión para su puesta en funcionamiento. La empresa que la desarrolla es Magtel, que nació en 1990 en Posadas, y que participa en el desarrollo de infraestructuras de generación renovable asumiendo todas las fases de diseño, suministro, construcción y puesta en marcha. 

La planta de biogás (GENIA BIOENERGY) procesará todo tipo de residuos orgánicos de Covap en la comarca, desde estiércol y purines de vacuno y cordero o lodos de depuradora, hasta cualquier residuo de su industria agroalimentaria para convertirlos en biogás y biometano mediante biodigestión anaerobia (en ausencia de oxígeno). Será capaz de procesar hasta 125.000 t/año en una primera fase, llegando hasta las 215.000 t/año en una fase posterior. Se trata de residuos de la agricultura, la ganadería, la industria alimentaria y depuración de aguas que serán transformados y reutilizados en su totalidad. Mediante un proceso biológico totalmente natural, estos residuos serán biodigeridos por bacterias anaerobias produciendo en el proceso un biogás con una alta concentración de metano. En la planta proyectada se obtendrán más de 6 millones de Nm 3 /año de biogás (metros cúbicos de gas en condiciones normalizadas) en la primera fase, que llegarán a más de 8,5 millones de Nm 3 /año en la segunda. Para esta segunda fase está previsto, además, someter el biogás a un proceso de upgrading para obtener más de 6 millones de Nm3 /año de biometano, que tiene las mismas características que el gas natural que se distribuye por la red.

Por último, la planta de biomasa (VEOLIA) está desarrollada por Veolia, una compañía de carácter internacional con presencia en España desde hace más de 50 años. Su apuesta es la transformación ecológica encajando lo económico, lo social y lo medioambiental. La planta será capaz de producir 20 toneladas por hora de vapor lo que dará cobertura al cien por cien de las necesidades de Covap. Técnicamente, la biomasa es cualquier materia orgánica de origen animal o vegetal por lo que su utilización contribuye a la reducción de CO2 ya que tiene un balance de carbono neutro. Se ha diseñado una planta lo más innovadora del mercado con equipos para la producción de vapor asegurando la continuidad y eficiencia con un sistema que permite controlar en tiempo real los rendimientos, la producción y la operatividad de la planta. La biomasa que se va a usar es de unas 20.000 toneladas al año de astilla forestal, una astilla de proximidad obtenida lo más cerca de la planta, ya que es la óptima para este tipo de calderas y la producción que se pretende conseguir. 

Los tiempos y generación de empleo

Las previsiones con respecto a la entrada en vigor de este modelo energético híbrido se sitúan en 2024 después de que la primera planta sea entregada en agosto de 2022 y el resto en el tercer trimestre del próximo año. Finalmente, durante la presentación del proyecto se enfatizó en la generación de empleo que supondrá la puesta en marcha de estas tres plantas de energías renovables que conformarán y ampliarán la industria que Covap tiene ahora mismo en Pozoblanco. Una generación de empleo que se estableció en unos cincuenta puestos de trabajo tanto directos como indirectos que “ayudarán a la fijación de la población en el territorio”, según apuntó el director general de la cooperativa. Además, Antonio Carmena realzó que algunos de esos puestos de trabajo requerirán mucha especialización lo que también servirá para “retener el talento de la comarca de Los Pedroches”.