A ocho días para que una nueva Semana Santa se abra ante nosotros, esta noche (Teatro «El Silo», 21:30 horas) las miradas se centrarán en la figura de Antonio Blanco, el encargado de realizar el que será el cuadragésimo pregón de la Semana Santa pozoalbense. Se subirá a las tablas del Teatro para ensalzar una Semana Santa de la que disfruta, que se bebe sorbo a sorbo y de la que este año está aprendiendo conociendo los entresijos de las diferentes cofradías. No es un año cualquiera porque Antonio Blanco es pregonero cuando se cumple el 75º aniversario de la cofradía salesiana del Cristo del Perdón y Ntra. Sra. de la Amargura, siendo capataz del primero de los Titulares. Hay más intrahistorias tras una designación que ha provocado que Antonio Blanco experimente un vaivén de sensaciones donde se cuelan el miedo, la responsabilidad, pero también la alegría.

Pregunta: ¿Cómo ha vivido el periodo desde que lo designan pregonero hasta el día en el que va a pregonar la Semana Santa de Pozoblanco?

Respuesta: He pasado por todos los estados anímicos posibles. El primero fue de sorpresa porque nunca me imaginé que pudiese ocupar el rol de pregonero y poder pregonar la Semana Santa de mi pueblo con el respeto que le tengo y la admiración que le tengo a todos los pregoneros que me han precedido. Luego mucha duda porque me lo pensé mucho y me costó decidirme, tenía mis dudas porque no dispongo de mucho tiempo. Al final, miedo. Miedo cuando me senté con el pregón y vi que no sabía por dónde cogerlo, sí sabía cómo iba a empezar y cómo iba a terminar y lo que quería decir, que es importante. Eso lo tenía muy claro antes de decir que sí, tenía que saber de qué iba a hablar, pero de saber eso a ponerte a escribir hay un trecho. Pasé miedo, lo pasé fatal los primeros días, luego ya no, luego me he dicho encontrando, lo he hecho mío. Pero tengo que reconocer que he llorado de miedo y gracias a Victoria, mi mujer, que ha tirado de mí lo he superado. Ese miedo, también unido a la responsabilidad, ha ido pasando a la alegría porque ser pregonero es un honor, un privilegio y cuando ves que el pregón va tomando forma te sientes contento. Ahora el estado anímico que tengo es el de nerviosismo.

P: ¿Qué es para usted la Semana Santa, qué significa?

R: Es un cúmulo de sensaciones, de expresión, son sentimientos. Es un cúmulo de fe, de tradición, de religiosidad pero sobre todo de hermandad. La vivo muy cerca de las cofradías, de los cofrades, muy cerquita de los pasos. Tengo el privilegio tanto el Lunes Santo como el Jueves Santo un día ir debajo y otro delante como capataz y es un privilegio. La vivo muy intensamente y para mí es un cúmulo de sensaciones que son complicadas de explicar.

P: ¿Esa pasión la vive en casa, la vive desde pequeño?

R: En mi casa no te creas que se ha vivido la Semana Santa como le ocurre ahora a mis hijos. Te puedo decir que el pregón lo vi por primera vez cuando tenía 14 años. He ido a los Salesianos y lo que es «La Borriquita», María Auxiliadora, todo eso lo hemos vivido muy intensamente pero llegando el Miércoles Santo nos íbamos al campo y veníamos el Domingo de Resurrección. Pero sí, por ejemplo, el Miércoles Santo se ha vivido mucho en mi casa y la primera vez que salí de nazareno fue un Miércoles Santo. Luego viví en el Risquillo y fue cuando empezó a pasar el Silencio, los costaleros, nos íbamos a ver los ensayos, me llamó la atención. Pero fue por amistad como entré en la cuadrilla de costaleros del Silencio y hasta ahora ha ido rodando la cosa y cuando te das cuenta estás metido de lleno.

P: Hay tantos pregones como pregoneros porque al final cada uno deja su impronta, ¿cómo es su pregón?

R: Mi pregón es un pregón muy íntimo, muy personal y muy cofrade. Es un pregón en el que le hablo muy de tú a tú a la Semana Santa, a las cofradías y a su gente. Para mí la Semana Santa es la gente que mueve. No es un pregón poético porque no me considero una persona que tire por esas lides, es un pregón serio, sobrio, pero muy de sentimientos. He encontrado partes en mí que estaban un poco dormidas y cuando uno se sienta a hacer un pregón pasa muchos momentos solo que te conducen a la reflexión. Esas reflexiones son las que he intentado plasmar en mi pregón, unas veces he sacado conclusiones, otras no, pero sí es cierto que me he abierto mucho al pregón y me he vaciado. Me muestro tal y como soy. A lo mejor hay gente que cuando acabe el pregón ve a un Antonio que no conocían y otros sí se identifican más. Yo me identifico pero muy dentro de mí, he abierto algo de mí que estaba oculto.

P: Normalmente los pregoneros me dicen que es un momento único para decir aquello que quieres desde una posición privilegiada. ¿Va a poner voz a esas ideas o el pregón se mueve en la línea de la intimidad como me ha dicho antes?

R: Va a haber de todo pero yo soy una persona crítica y esa parcela aflorará, lo soy porque soy crítico conmigo mismo. Hay partes que van a conducir a la reflexión a las cofradías, a los cofrades y a los colectivos que forman la Semana Santa.

P: Entre sus amigos se encuentran algunos pregoneros, ¿lo has buscado o ha huido de ellos en este proceso?

R: He intentado apartarme, aunque no es fácil. Como sabes el grupo de gente que nos juntamos estamos muy metidos en la Semana Santa y da la coincidencia de que Rafa Sánchez, íntimo amigo mío, fue pregonero el año pasado; Antonio Garrido fue pregonero hace diez años, pregonero este año de la Virgen de Luna; Victoria ha sido pregonera del costal salesiano… Cuando me senté pensé, qué digo que no hayan dicho ya porque coincidimos en muchas cosas. No ha sido fácil y es cierto que eso me agobió. Como anécdota te puedo contar que Rafa Sánchez nos regaló recientemente el pregón suyo y he empezado a leerlo esta semana, cuando ya el mío estaba en sus pastas. He leído pregones, no de aquí, pero el de ellos no porque no me quiero contagiar.

P: ¿Se ha subido alguna vez a las tablas de «El Silo?

R: Me subí para presentar a quien me presenta hoy, Antonio Garrido.

P: ¿Si?

R: Utilizando el símil taurino, nos vamos a devolver los tratos.

P: Le preguntaba lo del teatro porque cuando uno está arriba no puede ver las caras de la gente, ¿le tranquiliza eso?

R: Para mí es una tranquilidad, aunque al mismo tiempo andas un poco perdido porque me gusta ver la reacción de la gente. Soy una persona sensible que me gusta transmitir y que me transmitan, ver que mi mensaje está llegando pero a la vez percibir esas reacciones. El pregón hay gente que lo ha escuchado, muy poquita gente, pero sí es verdad que me gustaba verle la cara porque en función de eso sabía si iba bien o no. Con la oscuridad del Teatro «El Silo» no percibes eso, pero al mismo tiempo te metes en ese mundo de oscuridad, parece que estás solo y también te da seguridad y tranquilidad.

P: Y hablando de reacciones, ¿qué le gustaría despertar en la gente que acuda esta noche a ver su pregón?

R: A mí me gustaría que el que es músico saliese silbando marchas, el que es costalero buscándose la papeleta de sitio en el bolsillo, me gusta que allí la gente salga con ganas de Semana Santa, que la gente se identifique porque al fin y al cabo mi sentir es el de mucha gente que trabaja en la Semana Santa. Es cierto que hay tantas miradas como gente porque la Semana Santa no sólo se puede ver desde una perspectiva, sino de tantas como gente mira. Quiero que el que sea cofrade se identifique, el costalero e incluso el que es agnóstico.

P: ¿Le ha obsesionado el gustar, el dejar a la gente contenta?

R: No me ha obsesionado el poder levantar un aplauso, no soy persona de eso, a veces un silencio dice mucho más. Yo lo que quiero es que mi mensaje cale hondo, que emocione.

P: ¿Cuánto tiempo le ha llevado hacer el pregón?

R: Me ha ocupado todo el tiempo. Soy una persona muy metódica, no creo en las inspiraciones, no soy artista, me he tenido que sentar todos los días mucho tiempo a escribir. Lo que es escribirlo me llevó unos tres meses, me puse la fecha después de Navidad porque luego viene el trajín nuestro de ensayos, organizar las cuadrillas, cultos, si a eso le sumas la responsabilidad del trabajo pues te quita mucho tiempo. Te puedo decir que el 90 por ciento del pregón lo he hecho a las cinco de la mañana, me acostaba pronto y me levantaba sobre las cinco y escribía. Me ha llevado mucho tiempo porque el pregón no se me ha ido, ha sido una prioridad en mi día a día.

P: Es un año especial para usted con el 75º aniversario de la cofradía salesiana siendo usted capataz del Cristo del Perdón. 

R: Es un cúmulo de coincidencias, yo digo que el que me ha puesto aquí es Él, me ha puesto El Perdón, mis Titulares. Hubo una cosa cuando tuve dudas, don José María González me habló y me dijo: «Mira Antonio, esto te han elegido no lo has elegido tu». Y le pregunté, ¿quién me ha elegido? Si me ha elegido la Agrupación que son personas. Y él me contestó: «No te ha elegido la Agrupación, te ha elegido Él». Y eso me dio que pensar porque si Él quiere escuchar lo que yo le quiero decir, por qué no hacerlo. Y en el año del aniversario pues va a ser muy bonito.

P: ¿Cuáles son sus momentos de la Semana Santa pozoalbense, esos que nunca deja pasar?

R: Lógicamente donde más me siento, donde más participo es en mis cofradías. Pero todos los años hay momentos que me emocionan, una marcha, un nazareno, un cortejo, siempre hay cosas que te emocionan. Cierto es que el Lunes Santo y el Jueves Santo los vivo muy intensamente. Pero también es hermoso el Domingo de Ramos, cuando se abren las puertas del colegio Salesiano, ese decir «ya está aquí» y el Domingo de Resurrección también cuando cierras y ves lo que has vivido en toda esa semana.

P: ¿Tiene ganas no sólo de vivir esta noche sino también de poder disfrutar de su rol de pregonero en toda su extensión?

R: Lo que te he dicho antes en cuanto a los tiempos que me puse para la elaboración del pregón fue por eso también porque dije, termino el pregón para mediados de enero y así tengo toda la cuaresma para poderla disfrutar. Me lo quiero llevar todo. Las cofradías te invitan a sus actos, a sus cultos, a participar en momentos íntimos de las cofradías que si no fuese por el rol que ocupo este año no tendría esa oportunidad. Te crees que conoces la Semana Santa pero no la conocemos y no lo hacemos hasta que no entras a las tripas de las cofradías, esos momentos sí que los estoy viviendo y me están enriqueciendo. Lo estoy pasando bien, mi familia también lo están viviendo conmigo, mis amigos.

P: ¿Cómo fue el recibimiento en los días que sucedieron a su designación?

R: Estaba abrumado. Peco de serio pero es que me da vergüenza, que la gente te pare te abruma. De fábrica a casa me vengo andando pero esos días lo hacía en coche. Es de agrado, pero entre el miedo que tienes esos días y todas las felicitaciones, te abruma.

P: ¿Ha habido algún momento en todo este tiempo en el que haya dicho, para qué dije que sí?

R: Hubo un día que lo pasé realmente mal. Llegué a casa preocupado, con miedo, me pesó la responsabilidad. Duró muy poco pero lo pasé mal y a partir de ahí lo superé y al revés. Fue un momento en el que me pudo la responsabilidad y no vi claras las cosas. Gracias al apoyo de mi familia, de mis amigos pues lo sacas pero hubo un tiempo que lo pasé mal.

P: ¿Se ensaya mucho el pregón?

R: Sí, yo si lo estoy ensayando porque para mí es muy importante no sólo el mensaje sino también la forma de transmitirlo. Le doy mucha importancia a los detalles, me gusta cuidarlo todo mucho, no dejar nada a la improvisación.

P: ¿Se llega a saber casi de memoria?

R: Sí. Hay muchas partes que las podría decir del tirón. No me gusta grabarme pero ensayo mucho, lo leo mucho. Soy muy exigente conmigo mismo y busco los errores.

P: Por cierto, antes me ha dicho que ha habido algunas personas que ya han escuchado su pregón y que quería ver sus reacciones. Sin desvelarme nada, ¿qué pudo ver en sus caras?

R: Emoción, me dio mucha tranquilidad. Para mí fue muy importante decírselo a uno de los míos y fue a Victoria, aunque ella no es objetiva, pero hubo momentos que caló y estoy contento.

P: La última, ¿por qué Antonio Garrido como presentador?

R: Antonio y yo hemos ido siempre de la mano, sentimos una admiración mutua. No concibo la Semana Santa sin él y él no la concibe sin mí en muchos aspectos. Cuando me nombraron capataz, en la primera persona que pensé para ayudarme fue en Antonio. Cuando lo nombraron pregonero su presentador fui yo porque es que lo hemos vivido todo muy de cerca, nos conocemos muy bien, nos tenemos una admiración y respeto mutuo. Siempre lo tuve claro, conmigo tiene que venir siempre. Va a ser un ceremonial, una cesión de trastos diez años después en un año muy bonito también para él. Es mi confidente, mi amigo.