El ensayo general del martes marcó la pauta y dejó constancia de que las más de doscientas personas que dan vida al Auto Sacramental de los Reyes Magos de El Viso están preparadas para afrontar el reto y volver, como cada cuatro años, a convertir la Plaza de la Constitución en el mejor de los escenarios. Desde hace semanas, las colas en el Ayuntamiento son una realidad para adquirir las entradas y aunque el tiempo amenaza con la readaptación horaria de alguna función, lo cierto es que pocas cosas pueden deslucir un trabajo colectivo de esta envergadura.

Los nervios están presentes en las horas previas al estreno y no rehúye de ellos el director teatral de la representación, José Rafael López Pizarro, que reconoce que “vivimos estos momentos con un poco de nervios, como siempre, aunque esta vez estamos más preocupados por el tema de la lluvia que por otra cosa porque el martes hicimos un ensayo general y todo salió perfecto, con muy pocas cosas que puntualizar”. Desde luego, esa mirada al cielo no resta un ápice de ganas a quienes llevan meses involucrados en este proyecto, sino todo lo contrario porque “una vez que hemos salido a escena nunca hemos interrumpido la actuación. Hace ocho años nos cayó una tremenda y cuando acabamos la fusión entre el público y los actores fue tan bonita que me emociono recordándolo”.

Un público que llenará cada día las 1.500 plazas del graderío portátil que se instala en la Plaza de la Constitución y que podrá disfrutar de una representación que se empieza a cuajar en los meses de verano cuando arranca la selección de los diferentes personajes. “No hago nunca cásting, aunque este año lo he tenido que hacer para el papel de la Virgen porque me pierdo un poco ya con la gente joven”, explica el director que matiza que la elección de cada actor se hace de una manera muy peculiar, esa que se puede desarrollar cuando se vive en un pueblo “donde nos conocemos todos”. “Voy viendo qué papel que puede desarrollar cada persona y los perfiles y así se van seleccionando”, reconoce López.

Se trata de trabajar con gente no profesional que da forma a un montaje complejo dividido en tres partes con la parte teatral que implica unos 30 actores; la coral donde participan unas 70 personas; y la parte de baile donde también se involucran unas 70 personas. A todas ellas hay que unir los vecinos que participan de pueblo y que asciende el número de “actores” que dirige López Pizarro a los doscientos.

Ya sólo quedan horas para que El Viso vuelve a acoger una representación que es “una seña de identidad” para la localidad y que le permite cada cuatro años convertirse en un referente cultural en lo que a teatro popular se refiere.