El pregón de los pregones, así define Joaquín Domínguez al pregón de Feria que este año estará reservado a su figura. El tiempo será el hilo conductor y el protagonista de un pregón que promete pasear por las ferias de un pasado que Domínguez tiene muy presente. Muchas de las personas que acudan el sábado a «El Silo» (20:30 horas) a buen seguro que realicen el mismo camino que el pregonero tiene pensado realizar y se paseen por una calle Feria llena de vida y unas aparcerías «muy cercanas en los afectos». Recuerdos y experiencias que estarán impregnadas de las pinceladas del Joaquín Domínguez político, el Joaquín Domínguez maestro y el Joaquín Domínguez social.

Pregunta: Ya el año pasado su nombre se escuchó entre las quinielas para la designación de pregonero, ¿se esperaba la llamada de este año?

Respuesta: No, no me esperaba ninguna llamada y no sabía nada de lo del año pasado, aunque mi hijo sí. Estoy para cuando me llaman y creo que lo he demostrado siempre y lo seguiré demostrando. Para mí ha sido un honor y un orgullo y me produce aún más orgullo que la decisión se haya tomado por unanimidad en el pleno, eso me satisface mucho porque significa, o al menos así me lo tomo yo, que no tengo ningún enemigo político, que la gente me acepta bien no ya como pregonero, sino como persona. Para mí es un orgullo.

P: Habla de orgullo, pero supongo que también aparece la responsabilidad. 

R: En estas cosas se dice rápidamente que sí. Me lo propuso Santiago Caballo una noche y para mí fue una sorpresa e interiormente sentí una gran alegría, pero le dije: «Déjame al menos la noche para que lo piense». Al día siguiente dije un sí sin reservas, pero después viene la segunda parte, caer en la cuenta de que te has metido en un berenjenal importante. Yo he hecho pregones como el de la Virgen de Luna, he realizado la exaltación de la saeta, pero creo que el pregón de feria es el pregón de los pregones y la responsabilidad es mucha más. Ha sido un mes y medio de un trajín intenso donde he dado todo lo que tengo, no puedo dar más. He intentado hacerlo lo mejor que sé y que puedo y a partir de ahí estoy tranquilo conmigo mismo. Si gusta, gusta y si no pues lo lamentaré mucho.

P: ¿Cómo ha sido ese camino de elaboración del pregón?

R: Primero pensé la estructura que le voy a dar. Como este se cumple el 175 aniversario de nuestra feria era necesario que el pregón contemple una parte histórica que será breve pero que creo que absolutamente necesaria. Luego vienen ya las vivencias, es un canto a Pozoblanco, el protagonista del pregón es el tiempo. Tengo ya casi 70 años y al menos puedo contar 65 años de feria y en esos años tengo unas vivencias muy cercanas a la feria porque yo trabajé en la calle Feria desde que tenía 8 años, he conocido el trajín que había en esa calle los días previas a la feria y durante el desarrollo de la misma y ese trajín me ha enriquecido mucho para poder hablar de estas cosas. He aprovechado mi historia personal para plasmarla ahí y el sábado 60 de esos 175 años serán una historia vivida en vivo y directo.

P: Me decía antes que estamos ante el pregón de los pregones. Tengo la sensación que también es el más complicado por ser el menos concreto. 

R: El pregón es una cosa muy subjetiva y creo que antes de salir de la cabeza tiene que salir del corazón, tienes que sentir lo que dices porque de lo contrario suena artificial. Si tú has tenido vivencias ricas y te has enriquecido con el contenido al final el pregón cala en el auditorio. Yo he conocido, porque he sido concejal de Cultura, a pregoneros que han realizado pregones muy técnicos, muy buenos a nivel científico, pero muy pobres para el alma y para quien lo escucha. Con todos mis respetos hacia esos pregoneros, pero yo he sentido eso. El pregón tiene que salir del corazón, haberlo vivido, porque entonces tienes experiencias, tienes anécdotas, cosas simpáticas que puedes contar.

P: Ha dicho que el protagonista será el tiempo. Imagino que Pozoblanco también lo será, ¿qué dibujo hará de Pozoblanco?

R: Vamos a dibujar un Pozoblanco que parte de 1842 con aquella regencia de Espartero y vamos a intentar llegar al momento actual, al nivel de desarrollo que ha alcanzado este pueblo.

P: ¿Vamos a ver las diferentes facetas de Joaquín Domínguez, es decir, al político, al profesor o a la persona involucrada en colectivos?

R: Claro, porque a través de mis experiencias se puede ver al Joaquín Domínguez político, al profesor y al social porque en los tres frentes he estado y sigo estando. Todavía me siento profesor, bueno me siento maestro, que es más bonito.

P: Ahondando en una de sus facetas, ¿cuánto tendrá de maestro su pregón?

R: Yo tuve una escuela muy corta, un tiempo de escuela muy corto porque los niños de mi tiempo teníamos poco tiempo para ser niños, rápidamente nos incorporábamos al trabajo. Los padres valoraban entonces más el trabajo que la escuela, quizás porque era necesario porque era un tiempo de muchas carencias y se necesitaba que el niño aprendiera un oficio para ayudar a la economía familiar. Fui un niño hasta los 8 años, a partir de ahí empecé a trabajar. Trabajé en una barbería y a los 12 años me entretuve en llevar solo esa barbería. Ese tiempo te curte mucho, esos lugares son universidades de la vida porque coincides con gente de todo tipo y te enriqueces.

P: ¿Qué hemos perdido en el camino de todas esas ferias?

R: Hemos perdido en unas cosas y ganado en otras. Hemos perdido que aquellas ferias de antaño eran más íntimas, más cercanas, la gente vivía puertas abiertas de las casetas de sociedades. Tengo la suerte de pertenecer a la Peña Marcos Redondo y teníamos nuestra caseta, la feria era puertas abiertas, se organizaban actividades a la medida del colectivo, organizadas por nosotros. La orquesta era contratada por nosotros, el señor de la orquesta que se tiraba viniendo 15 años era uno más de nosotros. Esas aparcerías eran históricas, eran muy cercanas en los afectos, hoy la feria ha ganado en espectacularidad pero se ha diluido en ese aspecto. La amplitud del magnífico Recinto, que muchas capitales de provincia no tienen, ha provocado que la gente se disperse y estén menos cercanos los afectos. Ahora las actividades son actividades básicamente organizadas desde el Ayuntamiento y el protagonismo de los colectivos está ausente.

P: Ha hablado de la calle Feria, desde la que usted ha vivido esas ferias. ¿Cómo ha sido el cambio en una calle tan emblemática?

R: La calle Feria ha pasado del infinito a cero, ahora simplemente es un lugar de paso, lo de calle se lo dejamos pero lo de feria se lo quitamos a día de hoy. Recuerdo cuando estaba en la barbería la ilusión con la que yo vivía los días previos a la feria cuando llegaban a descargar los camiones, puestos de turrones, la gente que vendía pieles, aquello tenía una actividad increíble, la calle estaba llena de vida. Los puestos no se interrumpían desde la plaza de Ginés hasta el arco de la feria, era todo un continuo. Aquella vida daba una alegría impresionante. Recuerdo a los turroneros con los que ya teníamos amistad y llegaban y te saludaban como familiares, con el afecto ganado por los años. Hoy la calle Feria es tristemente una calle de paso, nada más.

P: ¿Qué sentimiento espera que su pregón despierte en la gente?

R: Quiero transmitirle a la gente un sentir de alegría, un vivir la feria con optimismo a pesar de la que está cayendo, que hay que olvidarse estos días de los problemas y dedicarse a hacer una vista introspectiva y decir: estos cinco días vamos a vivir la feria con todas las de la ley. La feria hoy ya no es el mercado, hoy es otra cosa, es diversión y como tal hay que aprovecharse porque no abundan en este mundo nuestro muchas situaciones para divertirse. También que tengan claro cuál ha sido la evolución de nuestra tierra que creo que ha sido en positivo.