El hartazgo ante la falta de cumplimiento de los plazos en la Ley de la Dependencia está siendo cada vez más latente. En la comarca de Los Pedroches un grupo de personas ha alzado la voz para denunciar una situación que catalogan de «insostenible» y bajo el paraguas de una Plataforma Ciudadano en pro de los derechos de las personas dependientes y de los mayores trabaja para revertir esta situación. Algo que no es nada fácil atendiendo a múltiples factores y razones, entre otras, por la complejidad y diversidad de los servicios que se prestan. Hoy nos centramos en la necesidad existente en la comarca de plazas concertadas que permitan a nuestros mayores vivir asistidos y atendidos de una manera correcta sin la necesidad de dilapidar sus ahorros, el esfuerzo de toda una vida.

Durante estos meses salían a la luz el caso de dos matrimonios de la comarca separados tras décadas de unión por el hecho de no tener la plaza en el mismo centro. Una situación donde la fría burocracia se impone y que es tenida en cuenta por los cientos de personas que viven una realidad parecida y a la que se mira con miedo por el hecho de que una concesión de una plaza pueda acabar con el distanciamiento de matrimonios. Y aquí empiezan las historias personales. Como la de Félix Martín que tiene a sus padres en una residencia de Pozoblanco, la localidad con mayor población de la comarca y donde las plazas concertadas no llegan a las 70, y lleva movilizándose desde hace tiempo para conseguir una plaza concertada o una vinculada al servicio porque “ya lo que pedimos es algo de lo que establece la ley”. “He ido a Córdoba, he hablado con responsables de la delegación y me dicen que tengo que abrir el abanico, pedir plaza en toda la provincia pero eso es algo no que no coherente, mis padres llevan toda su vida juntos y qué hago si me dan una plaza en Puente Genil, ¿separarlos? No aportan soluciones”, relata.

A su lado se encuentra Isabel, prefiere no especificar su apellido, con su madre en la misma residencia con un tercer grado reconocido y sin ningún servicio vinculado a la Ley de la Dependencia otorgado. No lo entiende. “Tiene un tercer grado avanzado, reconocido y seguimos a la espera de que le otorguen una plaza llevando así más de seis meses”, explica para profundizar indicando que “económicamente esto es una barbaridad, estamos hablando de que todos los ahorros de su vida, todo lo que han logrado con tanto esfuerzo, se lo están gastando cuando hay una ley que contempla que tienen que recibir una ayuda”.

Los dos se miran y se reconocen cuando cuentan los sentimientos que tienen y que pasan por la impotencia y el miedo. “No es fácil, ya es complicado llegar a la situación de tener que dejar a nuestros mayores en un centro, conlleva un desgaste muy importante, aguantamos en casa todo lo que podemos, pero una situación límite en la que necesitan cuidados las 24 horas al día. Es algo que te afecta y que crea conflictos familiares”, apuntan.

Cerca de Pozoblanco, en Pedroche las situaciones se repiten y esta vez nos la cuentan Tránsito Romero y Antonia Román, dos residentes a la espera de una plaza concertada. Antonia lleva desde 2015 en la residencia con una pensión no contributiva que no pasa de los 420 euros y con una cuota mensual que a día de hoy es de 1.030 horas lo que le lleva a perder al año entre 6.000 y 7.000 euros. A pesar de que nos cuenta que se encuentra “muy bien” en la residencia, explica que sin una plaza concertada tiene que empezar a valorar el tener que dejarla. “Lo poquillo que tenía se me está acabando y si no me dan la plaza yo tendría que salirme, estoy bien pero no puedo pagarlo”. Y es que no sólo hablamos de la cuota mensual, sino de hay que sumar el gasto en medicinas –elevado en personas de cierta edad y con determinadas dolencias-, o los traslados al hospital de Pozoblanco. Al margen de estas cuestiones, también mantienen sus casas, esas que son testigos del esfuerzo de años de trabajo y que no quieren perder o malvender.

La historia de Tránsito Romero es más de lo mismo. A sus 92 años de edad sufre por no encontrar respuesta en la Administración, pero su bagaje personal le hace no ser muy optimista. Su marido, enfermo de alzheimer, recibió la plaza concertada en un centro el mismo día que falleció, una hora antes. Llegaba tarde. Su hija se emociona al recordarlo porque fueron siete duros años de enfermedad, sin ayuda y cuando llegó lo hizo de la manera más fría y tardía posible. Y esa idea y pregunta merodea entre todos los protagonistas, ¿cuándo llegará la respuesta? “No sabemos a qué espera, a qué se mueran, conocemos a mucha gente que se ha muerto esperando, pero no a ser valorado, sino a darle respuesta a esa valoración, es decir, a recibir el servicio que por ley le corresponde”, dicen. Historias de una historia que se repite en exceso.

Y ante esta situación son muchas las personas que durante estos meses han encontrado un “refugio” en la Plataforma Ciudadana surgida en la comarca de Los Pedroches para luchar por los derechos de las personas dependientes y de los mayores. Es lo único que les queda mientras esperan, recibir asesoramiento, encontrar el consuelo y el apoyo en personas que viven su misma situación o el unir fuerzas para luchar y protestar, para hacer oír entre tanto silencio. “No nos queda otra, es lo único que podemos hacer, unirnos y protestar, manifestarnos y pedir una solución”, explican. Dicen que la unión hace la fuerza y bajo el paraguas de la plataforma hay casos que avanzan y que buscan encontrar algo de alivio entre tanto desconcierto.