Uno de los edificios más emblemáticos de Pozoblanco, la conocida como «Casa de las Obispas» será sometida a una restauración integral que dará comienzo en los próximos meses. Así lo ha confirmado esta mañana el párroco de Santa Catalina, José María González, que ha detallado que la obra se dividirá en dos fases. En la primera de ellas se llevará a cabo la restauración completa de lo que es la casa noble, mientras que en la segunda implicará levantar nueva planta de la parte del edificio que da a la calle Mayor.

González ha matizado que la redacción del proyecto está ultimándose y que el presupuesto que se maneja alcanza los 400.000 euros que tendrán que se sufragados por la parroquia, por lo que la primera colecta de los primeros domingos de mes serán destinadas a este fin. «Se trata de un edificio protegido y no podemos cambiar la estructura por eso el edificio se conservará tal y como está y será rehabilitado íntegramente por dentro», ha explicado el párroco que también ha indicado que los tejados están totalmente hundidos.

En lo que respecta al futuro del edificio, González ha asegurado que se convertirá en un centro parroquial debido a la ausencia de espacio en Santa Catalina para determinadas actividades como catequesis o cursillos prematrimoniales algo que le ha llevado a asegurar que «estamos siempre de prestado». Además, en el proyecto también se contempla una pequeña capilla que permita llevar a cabo actividades encaminadas a la oración.

Estamos hablando de un edificio histórico de Pozoblanco que como explica el historiador Antonio Arévalo Santos «data de finales del XIX principios del XX con una estructura de hierro fundido que fue legado al Obispado por la última hermana viva del Obispo Pozuelo con la condición de que se dedicara a labores de educación para niñas «preferiblemente salesiana». Esto motivó un pleito entre las Concepcionistas y los Salesianos, ya que las primeras estimaban que no había campo de trabajo suficiente en Pozoblanco para la enseñanza femenina con dos congregaciones distintas. El Obispado dio la razón a las Concepcionistas pero los Salesianos recurrieron y el pleito se dirimió finalmente en Roma, a favor de las primeras. Fue internado concepcionista, comedor social de la misma congregación. Más recientemente fue uno de los primeros locales de PRODE, siendo su último uso por parte de PRODE y las Cofradías de los Dolores y el Resucitado».