«¿Y ahora qué?» se le preguntó a Emiliano Pozuelo el pasado domingo tras conocerse el resultado de las elecciones municipales en Pozoblanco. La respuesta no sació los deseos de los periodistas, que tampoco esperábamos nada. «Ahora a disfrutar», contestó el líder de Pozoblanco en Positivo cuando, evidentemente, se cuestionaba por los planteamientos que se iban a establecer para pactar. Al día siguiente, su formación enviaba un comunicado donde se apuntaba que el resultado de esas negociaciones se daría por los cauces oficiales y a través de una rueda de prensa, algo parecido a lo indicado por la líder socialista, Auxiliadora Pozuelo. Así que poco sabemos de reuniones, contactos e intenciones de unos y otros en una época en la que sabemos hasta cuando se van a reunir Pablo Iglesias y Pedro Sánchez o lo que Esperanza Aguirre ha ofrecido a Antonio Miguel Carmona. Sin irnos a Madrid, Ganemos Córdoba ha puesto fecha a su asamblea y el tema de las negociaciones se trata como algo normal, dentro del proceso necesario para conformar un Ayuntamiento. Aquí somos más dados al mutismo o la «prudencia», con lo importante que sería conocer las claves de esas negociaciones para saber dónde se colocan los intereses de cada partido y dónde los de la ciudadanía.

El dibujo saliente de las urnas da tres posibilidades para negociar con mayoría absoluta y en dos de ellas la agrupación de electores, Pozoblanco en Positivo, es la llave. Más que improbable es un acuerdo entre las dos fuerzas mayoritarias PSOE y PP, que algunos integrantes de las candidaturas no descartaría si de ellos dependiese. Así pues, le toca a los de Emiliano Pozuelo sentarse a negociar y decidir cuál de las dos opciones le convence más o cuál le desagrada menos, cuestión ésta no baladí. La heterogeneidad  ideológica que conforma la agrupación de electores también es un hándicap a tener en cuenta, ya que las ideas son las ideas y siempre pesan a la hora de tomar una decisión, por más que intentemos hacer ver lo contrario. Sea como sea parece que será la asamblea de la agrupación la que finalmente tome la decisión y ahí manda una persona, un voto. Así que habrá que esperar para conocer dónde se cimientan los acuerdos, qué bases se establecen y espero, sinceramente, que esta vez no predominen los cambios de alcaldía, las luchas por determinadas concejalías o la necesidad personal por conseguir una forma de ingresos durante cuatro años. Espero que esta vez se impongan los programas y la cualificación de las personas, justo lo que nos han vendido durante la campaña electoral. También repitió el PP eso de dejar gobernar a la lista más votada, aunque parece que 37 votos ya no son suficientes para dar al PSOE ese honor. Yo soy de letras y con las matemáticas prefiero no enfangarme, pero creo que 2.523 son más que 2.486.

Lo que tampoco sabemos es si los diferentes partidos políticos han analizado ya los resultados electorales  del domingo. De momento, ahí van unos datos para tener en cuenta: las elecciones municipales de 2015 registraron la participación más baja de las celebradas desde 1979 con una abstención que rozó el 30 por ciento (29,53 por ciento). Y aquí es el pueblo el que tiene que tomar nota porque de nada vale quejarse si luego no nos pronunciamos cuando tenemos la oportunidad, nos falta cultura democrática y mucha más implicación. Otro dato, jamás en unas elecciones municipales en Pozoblanco se registró una cifra tan alta de votos nulos (348), siendo prácticamente testimonial este tipo de voto en comicios anteriores a los de 2011, aunque aquella vez la cifra ascendió a los 268. En cuanto a los partidos, el PSOE apenas ha recuperado 284 votos de los 1.853 que perdió entre las elecciones de 2007 (4.092 votos a su favor) y las de 2011 (2.239), una ligera subida que hay que tener en cuenta pero que le deja muy lejos de las cifras de antaño. Los datos de los comicios se entendieron por algunos como el inicio de la recuperación de los socialistas, aunque la subida sea ligera, y por otros como un premio a la gestión realizada en estos cuatro últimos años. No creo que haya muchos en este segundo grupo y me apresuro a decir que es todo lo contrario, ya que la candidatura socialista se ha desligado por completo durante toda la campaña de la actuación municipal. Y a lo mejor éste ha sido su mayor acierto.

En cuanto al PP, sigue perdiendo adeptos conforme se van sucediendo elecciones, y si ya en el 2011 perdió votos (337) esta vez la caída es mayor y se va hasta la pérdida de 738 votos. Unos datos a tener en cuenta y que deben llevar a la formación a estudiar su forma de acometer unos comicios, aunque en la sede de los populares reinara el optimismo porque finalmente no se cumplieron sus pronósticos y la pérdida de representación no se produjo. De esos votos, probablemente, más de uno y de dos se fue a parar a Pozoblanco en Positivo, una formación que ha recogido de todas las partes porque ha sabido conectar con el electorado de izquierdas, de derechas y de centro. De Cambiemos-IU poco que decir, más allá de que su subida (177 votos) no le vale para mucho porque su representación será la misma.

La caída del CDeI

El resultado quizás más interesante de analizar sea la caída del CDeI que de haber irrumpido en 2011 con 2.925 votos, haber sido capaz de debilitar hasta límites extremos al PSOE y de subirse al carro del equipo de gobierno, cae hasta los infiernos con 1.025 (-1900 votos) y con dos concejales en el Ayuntamiento sin posibilidad de ser parte más allá de la oposición. Esta vez la campaña por barrios no le valió nada a la formación de Benito García que, a mi juicio, pecó una vez de exceso de personalismo, de centrar cualquier acción en la figura de García sin apostar por dejar parte de ese protagonismo a miembros de la candidatura no tan «desgastados» y con un bagaje importante como puede ser el caso de Francisca Fernández. Le ha faltado, quizás, a Benito García entonar el ‘mea culpa’, el reconocer que cuando uno tiene un problema puede «venderse» como la parte exenta de conflicto, pero cuando se repite el problema igual es que se es parte de esa problemática. Y ahí, los pozoalbenses no han vuelto a caer y no han comprado el mismo argumentario que hace cuatro años.

Lo más positivo de estas elecciones es la sensación que queda de que el Ayuntamiento será gobernable con la unión de dos formaciones políticas -algo por lo que no se apostaba antes de las elecciones-, un ‘matrimonio’ que esperemos que no acabe en divorcio y que ofrezca la tan manida estabilidad por la que todos los partidos políticos han abogado durante los quince días de campaña. Por cierto, políticos que durante esos días previos a la campaña rehuyen a contestar a la tan recurrente pregunta sobre posibles pactos. Estaría bien abogar por cambiar esa tendencia a no ser claros a este respecto porque el electorado tendría muchas más cosas claras, aunque evidentemente igual tanta sinceridad produciría otra sangría de votos.

No podía acabar este artículo sin dar las gracias a todos los lectores que estos días han permitido a hoyaldia.com seguir creciendo y que han respaldado la cobertura que hemos venido realizando de los comicios municipales. Tampoco puedo ni quiero olvidarme de las personas que durante estos días han permitido que con su talento, la información que les hemos ofrecido sea de una mayor calidad. Gracias a todos.