Querida Luci:

Julio es el mes de las calores de la Virgen del Carmen, ahora nombradas como: “otra ola de calor”. Desconozco si el causante de tal atropello será el malvado y -queremos seguir creyendo- ajeno a nuestra responsabilidad: Cambio climático, pero, en mi superlativa ignorancia, siento que ni las calores ni la Virgen del Carmen son lo que eran. Además, para mí y para mi entorno más cercano, julio es mes de aniversarios: unos de los que se celebran y otros de los que no se pueden olvidar.

Volver la mirada y recordar determinado acontecimiento en el día en que se añade otro año a lo que nos separa de él es, a veces, una obligación y, como tal, no deberíamos vivirlo como cualquier jornada anodina, sin embargo, otras o las mismas veces, este atender al pasado puede tornarse una peligrosa trampa y cerrarnos un camino que necesitamos andar si nuestra intención es seguir vivos, mientras nos queden pasos en el alma. Si preferimos perder la vida, no tenemos más que invitar a doña Nostalgiay sacarle unas pastitas y mostrarle los álbumes de fotos y la cajita de los souvenires y darle conversación. Supongo que llegará un día en que no nos quedará más remedio que charlar con esta señora durante larguísimas veladas pero, de momento, dejémoslo para el próximo aniversario.

Recuerdos y nostalgia parecen indisociablemente unidos, como una costra, a las personas mayores, a tipos así como un servidor. Es como si los aniversarios -bastantes lo creen del Covid- solo afectaran gravemente a los individuos que colgamos muchos años a la espalda y no es verdad. Por ponerte un ejemplo cercano, en determinada red social que empieza por F y termina por K, encuentro, a menudo, personas que reviven recuerdos de momentos ocurridos hace uno o dos o cinco años y reciben en forma de “me gusta” las muestras de apoyo, de comprensión o de cariño. Sabes muy bien que no son, precisamente, ancianos quienes se ejercitan en revivir –con variopintas intenciones- momentos del pasado. Las celebraciones y remembranzas las voy tragando y las digiero según me pilla el cuerpo (No siempre de acuerdo a mi voluntad) y he llegado a la convicción de que festejar un aniversario es, única y exclusivamente, celebrar el día de hoy. Con todo lo que tiene de memoria y de lastre y de emotividad y de ausencias y de esperanzador porvenir.  

Querida Luci, el mes de julio, además de un mes de conmemoraciones, de la Virgen del Carmen y de Las Calores será, a partir del año que viene, el del aniversario de la muerte (del crimen atroz) de un joven de veinticuatro años, auxiliar de enfermería, trabajador de una residencia de ancianos, estudiante de protésico dental, voluntario de Cruz Roja, miembro de un grupo cristiano evangélico… que salió a divertirse y una jauría humana le destrozó la cabeza y la vida en plena calle. Dirás que resulta incomprensible, una locura, un acto demencial, más propio de bestias que de personas… y espero que lo sigas pensando y manteniendo cuando, a lo anterior, le sume un pequeño detalle que se me había pasado: Su nombre era Samuel Luiz y, en palabras de sus asesinos, era un maricón. 

No sé qué celebraremos el tres de julio del próximo año o cómo lo recordaremos en esa red que empieza por F. Mientras transcurren los días y la fecha alcanza el grado de aniversario, siento la necesidad de escribir sereno y rotundo: No es un delito reír ni es un delito amar ni es un delito expresarse ni es un delito sentir de manera distinta a la de la mayoría ni a determinadas normas hipócritas no escritas. ¡No es un delito ni una anomalía! Es más, es un derecho que ha costado mucho sufrimiento y sacrificio y no pocas muertes conseguir. 

Es preciso acompañar durante sus veinticuatro años a Samuel y reconocer en él a las personas más cercanas y a mí mismo, para quererlo sin reservas. Tal vez de esa forma entendamos un poco mejor qué es eso de sentir el orgullo de saberse seres humanos y repetir, desde la cotidianidad o desde lo alto de una carroza o desde una humilde columna de opinión, hasta quedar sin voz, que no es un crimen ser diferente ni un agravante reconocerlo y vivirlo con libertad.     

Aunque nos faltan muchos elementos de juicio, este muerto se lo vamos a cargar, de nuevo, a una minoría de fanáticos descerebrados, asustados ante el que es diferente, en un momento de descontrol,… con el atenuante de ir pasados de casi todo. Y me parece una solución demasiado fácil. Qué pronto se nos olvida que cuando una sociedad contempla impasible y muda los desmanes y crímenes de grupos de exaltados contra una parte de ella misma, todos terminan siendo cómplices y pagando las consecuencias: La historia se halla repleta de ejemplos. Claro que si la historia y otras Humanidades solo nos parecen mariconadas… ¿De qué estamos hablando? 

Ante un acontecimiento para olvidar, refiriéndose a él en tono de desprecio y sacudiendo las manos, suele decirse: …Tal día hizo un año! Julio volverá con sus aniversarios (los antiguos y los nuevos, los propios y los ajenos) y espero que me pille dispuesto a no olvidar y a rememorar lo que nos traigan la Virgen del Carmen y sus calores

Celebro orgulloso, con o sin aniversario, el haberte conocido y siempre tuyo.

                                       

Gracias a todas las personas (de manera especial a los sanitarios) que en estos tiempos nos hacen la vida más fácil con su trabajo y su esfuerzo generoso, que ya dura muchos meses. Y a quienes sufren por la Covid-19 en nuestros pueblos de Los Pedroches, un fuerte abrazo y todo mi ánimo.