Sentada en el batior de mi casa veo anonada fotos de los supermercados con los estantes vacíos de agua y me viene a la cabeza la pandemia, y como no hemos aprendido nada, absolutamente nada, al contrario vamos a peor. Me pregunto si las cincuenta garrafas de agua de ocho litros que la gente ha comprado para sus casas se van a almacenar junto al papel higiénico o al aceite de girasol en las despensas. Bajo mi punto de vista, considero muy egoísta a quien haya comprado una cantidad alarmante de agua para tenerla en su despensa, donde sin las condiciones adecuadas de luz y humedad, le pueden salir hasta microorganismos.

Egoísta porque aún existen personas normales que compran solo lo que necesitan y ayer y hoy y mañana se vieron y verán desabastecidas de un bien como el agua, solo para que a ti no te falte en meses. Pero es que no va a faltar, si fuéramos responsables en nuestras compras.

Pero ya no compramos de forma responsable, tenemos una grave enfermedad de consumismo egoísta, y lo quiero, y lo quiero ya, quizá debido a la inmediatez que las ventas online nos han dado, pero en tiempos de crisis difíciles hay que pensar algo más en el resto y no en ti como ombligo del mundo.

No, el agua embotellada no se va a terminar, seguirá habiendo mañana o pasado en tu estantería del Siete Villas, del Mi Super y del Más y Más y de todas las tiendas de barrio, y no pasará nada, y cuando llegues a tu casa verás como todo esa agua que has comprado de forma masiva era totalmente innecesaria y que has contribuido al capitalismo de la forma más animal posible.

Si nos ponemos así, mañana compramos todo lo que se fabrique con agua en cantidades ingentes: compra un palet de leche y compra otro palet de suavizantes, champús, gel, jabón, detergentes; compra un palet de cada uno, por si se acaba, y después puedes comprar también un palet de refrescos, y otro de bebidas espirituosas, porque también se hace con agua, y los botes de legumbres o verduras, y así sucesivamente, mejor alquílate una casa como despensa aledaña y llénala, y luego para que venga Putin y nos pegue un petardazo…

Hablamos de nefastas gestiones con el agua por parte de nuestros políticos, eso sabemos que es innegable, pero tú que fuiste a vaciar los supermercados de agua ¿lo has hecho mejor que ellos? Un poco de civismo y convivencia no cuesta nada, enseñemos a nuestros hijos que somos personas maduras que sabemos afrontar una crisis sin entrar en pánico absoluto y que actuamos con solidaridad.

Me levanto del batior que tengo que ir a por UNA garrafa de agua a las cisternas, como en los años 70, increíble pero cierto, a ver ahora las colas que me encuentro allí de personas aglutinando agua en su casa para regar, para por si acaso…