Las previsiones de lluvia dejaron a Pozoblanco sin su Martes Santo, es decir, sin las estaciones de penitencia de la Hermandad Servita y Cofradía de Nazarenas de María Santísima de los Dolores y de Nuestro Padre Jesús Nazareno. A pesar de esas previsiones, fue mucha la gente que se congregó en la Plaza de la Iglesia esperando ver a salir primero a la Virgen de los Dolores y, después, a Nuestro Padres Jesús Nazareno. No pudo ser, pero los templos se abrieron con el paso de los minutos para que los devotos pudieran ver a los titulares de ambas hermandades. 

Pasadas las ocho y media, hora prevista para la salida y después de que la Junta de Gobierno se reuniera en cabildo de aguas, la presidenta de la Hermandad, Mercedes Muñoz, comunicó la decisión tomada: suspensión de la estación de penitencia, rezo de la Corona Dolorosa y apertura de puertas. En su intervención indicó que se había barajado la posibilidad de acortar el recorrido e ir más rápido de lo habitual, pero que se había optado por la suspensión antes de «no hacer las cosas bien». Con optimismo, los responsables de la Hermandad recordaron que tienen su salida en La Madrugá y emplazaron a todos los miembros de la misma a ser parte de la madrugada del viernes.

Minutos después se vivía la misma estampa en la capilla de Jesús Nazareno, con los nazarenos divididos en dos espacios -la propia ermita y la capilla del colegio de ‘La Inmaculada’- y los costaleros apurando los preparativos, el presidente de la Hermandad, Ángel María López, anunciaba que la Junta de Gobierno se retiraba a deliberar. Después, volvió a hacer suyo el atril para comunicar la decisión de no realizar la estación de penitencia y algunas lágrimas aparecieron entre costaleros y nazarenos. Visiblemente emocionado, López reconoció lo duro de la decisión para una Junta de Gobierno que acaba mandato y que no ha podido realizar estación de penitencia en los tres últimos años. 

Con todo, se dirigió a todos indicando que «nuestro mejor patrimonio sois vosotros» anunciando la unión de todos los nazarenos y penitentes para escuchar las marchas que interpretaría la banda, que se encontraba a las puertas de Santa Catalina, donde la gente esperó la apertura de puertas para ver a Nuestro Padre Jesús Nazareno.