Las primarias para elegir al cabeza de lista de Ciudadanos al Parlamento Andaluz por Córdoba celebradas hace ocho días tuvieron incidencia directa en la política pozoalbense, ya que en esa lista de nombres que acompañarán al ganador de esas primarias, Fran Carrillo, aparece uno vinculado directamente a la actual composición del Ayuntamiento de Pozoblanco. Emiliano Pozuelo cumple con el reto político que se había marcado desde hace tiempo y será el tercero en discordia en esa lista por detrás de Fran Carrillo e Isabel Albás.

Con esa designación se cumple el objetivo más inmediato que se había impuesto Pozuelo en el terreno político, aunque se abren otras incógnitas. La primera de ellas se plantea en torno al futuro del primer teniente alcalde en el Ayuntamiento de Pozoblanco, ya que no hay que olvidar que todos los partidos políticos manejan que las elecciones autonómicas podrían llegar en otoño ante el adelanto electoral que se presupone que llevará a cabo Susana Díaz. Según la información que maneja este periódico, el propio Pozuelo comunicó a los integrantes de Pozoblanco en Positivo su vinculación oficial con el partido naranja y su inclusión en la lista cordobesa, al mismo tiempo que trasladó a sus compañeros de equipo de gobierno, a los de Pe+, su intención de finalizar la legislatura si por el camino no ocurría nada extraordinario.

De momento, los pronunciamientos públicos no han ocurrido y ni el protagonista ni la Agrupación de Electores que en la actualidad sustenta su actividad política han analizado o evaluado las connotaciones de esta elección. Serán muchos los que piensen que Pozoblanco en Positivo tiene poco que decir ante esta situación, pero los hay que todavía pensamos que el compromiso adquirido por cada uno de los hombres y mujeres que irrumpieron en la escena política pozoalbense hace algo más de tres años con una fuerza inusitada aún sigue vigente y, por tanto, correspondería decir algo al respecto. De lo contrario, la Agrupación de Electores corre el riesgo de pasar al recuerdo como el instrumento de algunos para alcanzar metas aún mayores en el terreno político.

Mirando hacia atrás, no hay que olvidar que la salida de Emiliano Pozuelo del Partido Andalucista no fue algo circunstancial y espontáneo. Pozuelo tenía claro que en las elecciones de 2015 no iría en un partido ‘perdedor’ y su primera opción pasó por agarrarse a uno de los partidos de aquella nueva política que hoy demuestra que se asemeja bastante a la de siempre. Ya por entonces, Pozuelo barajó la opción naranja aunque finalmente la cosa no cuajó y la Agrupación de Electores pasó a ser una realidad. Sin embargo y una vez concluidos los comicios locales, la vinculación de por el aquel entonces alcalde de Pozoblanco con la formación naranja siguió existiendo, más allá de una mera afiliación política, y una vez abandonado el cargo de primer edil las apariencias se dejaron de guardar.

Le avala la razón política a Emiliano Pozuelo a la hora de enrolarse en la opción que estime oportuna, no tanto la razón ética. Resulta complejo de entender que se pueda estar formando parte de dos proyectos políticos diferentes, por más que la ley esté de su parte. Y no es la primera vez que Pozuelo se topa con la cuestión ética en esta legislatura, ya lo hizo cuando pidió la compatibilidad para compaginar su cargo en el Ayuntamiento con la actividad privada aún incumpliendo lo que apostillaba el código ético de Pozoblanco en Positivo, para luego tomar un atajo, el famoso 90-10 -reducción de su dedicación exclusiva-.

Emiliano Pozuelo tiene la suerte, probablemente ganada, de ser «el niño bonito» de la política pozoalbense algo que le lleva a salir bien parado de situaciones que cuanto menos dejarían a otros fuera de juego. Leo estos días algunos comentarios en redes sociales de personas que se dedican o dedicaron a la política en Pozoblanco y dejan entrever ese amargor que provoca el saber que si esta decisión la hubieran tomado ellos se hubiera sido implacable. Pero Emiliano Pozuelo se ha construido a lo largo de estos años un halo de gloria, una sensación de ser necesario y casi imprescindible. Quizás en el silencio de Pozoblanco en Positivo haya mucho de eso, de conocer que, en parte, el carisma de Pozuelo fue imprescindible para llegar al Ayuntamiento y su bagaje político ha sido fundamental para atar y mantener el pacto de gobierno y para sujetar a compañeros que probablemente ya lo hubieran tirado por tierra hace tiempo. Y eso a pesar de que Emiliano Pozuelo ha encendido la llama cada vez que ha querido, pero en esto de la política la experiencia es un grado y ahí gana enteros. O quizás, simplemente, es que Pozoblanco en Positivo está más muerto que vivo.

En una entrevista publicada en el Tomo II de Ayuntamiento en Democracia. Elecciones Municipales 1979-2007 (Cuadernos del Gallo) de Manuel Llergo, Emiliano Pozuelo responde a las sensaciones experimentadas la primera vez que se presentó a una lista para las elecciones municipales en Pozoblanco explicando que «en un principio con cierto pasotismo, porque yo como muchos entramos de casualidad y sin tener mucho conocimiento de donde nos metíamos, sin embargo con el paso del tiempo y conforme vas tomando conciencia de hasta que punto es importante y decisiva la política para todos, te enganchas y es muy difícil salir«.