Hace unos días, la Asociación Pozoalbense de Adicciones (APOAL) lanzaba un mensaje de auxilio ante la situación límite que vive a nivel económico y que abocaría, si la situación no se soluciona, al cierre de una asociación que lleva prestando ayuda a las personas con adicciones durante casi cuatro décadas. Hoy hemos querido acercarnos al trabajo que se realiza desde una asociación de estas características y lo hacemos de la mano del presidente del colectivo, Domingo Encinas. 

«Atendemos a una media de 150-200 personas al año, aquí se engloba todo lo que conlleva el paciente, es decir, el propio paciente y su entorno porque también trabajamos con la familia», indica. Para tender los mecanismos hacia la rehabilitación, APOAL cuenta con un médico, una psicóloga y un trabajador social, profesionales que en la actualidad están prestando sus servicios de manera altruista ante la situación límite que vive el colectivo. «Tengo que agradecerles el esfuerzo que están haciendo y el hecho de que sigan trabajando», expone. 

La intervención de los profesionales es clave en un proceso que no es fácil. Domingo Encinas relata que «no solo se recupera al paciente, vuelven a disfrutar de una vida nueva. Yo he sido paciente y cuando consigues rehabilitarte tienes una vida nueva, te sientes orgulloso de ti mismo, al igual que tu familia. Es mucho el trabajo que se hace desde la asociación porque recuperar y sacar a una persona de las adicciones no es nada sencillo». Un trabajo que es posible gracias a esos profesionales y también «al gran equipo» que hay en la junta directiva de una asociación que ahora lucha por su supervivencia. 

Y lo hace en tiempos que se tornan más complejos para los usuarios de esta asociación, con la actividad interrumpida y teniendo que hacer frente a unas adicciones que pueden acentuarse en este periodo de confinamiento. «Tenemos atención telefónica para ofrecer ayuda psicológica y el médico ve a algunos pacientes para sus tratamientos, pero la asociación está cerrada», apunta el presidente de APOAL, que hace hincapié en que «esta situación de confinamiento es grave porque si para una persona sin adicciones es complicada, imagínese para una persona que está en rehabilitación». 

El mensaje de auxilio

El objetivo de APOAL es seguir con su cartera de servicios, continuar con el trabajo que realizan con personas con adicciones y para ello necesita recursos económicos ya que en la actualidad la asociación se mantiene con las cuotas de los socios. De momento, y a la espera de que las administraciones pasen a los hechos, Domingo Encinas agradece que «empresas en esta situación tan difícil hayan respondido a nuestra llamada». Con todo, se espera también la respuesta de las administraciones, como el Ayuntamiento de Pozoblanco que ayer anunció que ha solicitado un proyecto al colectivo sobre sus necesidades. 

De momento, las aportaciones particulares también están habilitadas y no tan solo a nivel económico, sino que la asociación abre sus puertas para aquellas personas que quieran ser voluntarias de una historia que ayuda a reescribir otras a través de la recuperación de los usuarios que pasan por APOAL.