En la tarde-noche del domingo 13 pudimos disfrutar de la compañía de Eduardo Garzón y Ana Pozo en el Centrobar. Y, aunque el salón estaba lleno y no había huecos, eché en falta a gente, tendríamos que haber sido much@s más.

Y creo que deberíamos haber sido más, porque resulta incomprensible que en un pueblo con más de 2.000 parados y paradas, teniendo la oportunidad de escuchar y cuestionar a un economista de prestigio, como no se ha visto nunca en Pozoblanco, a uno de los creadores del Plan de Trabajo Garantizado para crear más de 1.000.000 de empleos en un año con salarios de 900 a 1200 euros (con la voluntad de universalizarlo), la gente no se acerque ya no solo a informarse, sino, al menos, a preguntar extrañada: “¿cómo es eso posible eso si nos dicen todos los días que no hay dinero, que hay déficit, que vienen los hombres de negro, etc.?”

Pues allí estuvo Eduardo, contestando preguntas, aportando cifras, (http://www.izquierda-unida.es/sites/default/files/doc/Plan_de_Emergencia_Social.pdf), demostrando que el problema es de voluntad política, que España tiene suficientes recursos económicos y tecnológicos para que todas las personas podamos vivir dignamente, pero que hay una minoría que concentra las ganancias e impide redistribuir la riqueza que generamos en este país evadiendo impuestos o a través de ingentes beneficios fiscales. ¿Cómo es posible que los altos directivos de Endesa o el BBVA se jubilen con pensiones vitalicias de más de 4.000€ al día mientras hay gente que trabaja y con la miseria que le pagan no puede ni llegar a fin de mes?

Esta relación entre las élites económicas y políticas hurta más de 50.000 millones de euros cada año a las arcas del Estado y, por tanto, a cada español y española. Una relación corrupta y perversa que no denuncian ni las nuevas formaciones que aún no han tocado poder, Podemos y Ciudadanos, ni las que ya nos han gobernado, PP y PSOE, que defienden el modelo energético actual y la no intervención del Estado en los sectores estratégicos, como la energía o el transporte público, primando el beneficio empresarial sobre los derechos individuales y colectivos de los y las españolas.

Y por supuesto, allí estuvo Ana Pozo, candidata por Córdoba en la lista de Unidad Popular-Izquierda Unida, para contarnos su experiencia, la de una de tantas jóvenes, a la que se le dijo: “estudia y tendrás un futuro prometedor”; que ha visto como esas promesas se han quedado en papel mojado y ahora trabaja de autónoma por pura supervivencia, en algo que nada tiene que ver con lo que a ella le gusta y para lo que estudió. Y nos recordó, que como ciudadanos y ciudadanas tenemos la responsabilidad de salir a la calle y participar en la política para defender lo que es nuestro, que lo que nos ha tocado vivir no es una crisis pasajera, que desaparecerá cambiando las caras del gobierno, sino que la crisis es este sistema corrupto y hay que actuar sobre las raíces del sistema si de verdad queremos vivir dignamente.

En definitiva, aunque traten de convencernos de que no hay alternativa a los recortes, sí la hay: es posible un nuevo país, con una nueva Constitución, en la que se blinden los derechos sociales, en la que las personas podamos reclamar ante la justicia un empleo digno y el Estado, en última instancia, esté obligado a dar trabajo a quién lo solicite; un país en el que no se expulse a los y las jóvenes de la Universidad porque no pueden pagar las tasas; un país que ponga por delante los derechos sociales y no el beneficio privado.

Y para ello, se hace imprescindible cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso de los Diputados: es imprescindible que haya un grupo parlamentario de izquierdas representado por Unidad Popular-Izquierda Unida, para garantizar que se produzca un proceso constituyente y no una mera reforma de la Constitución que solo sirva para lavar la cara al sistema y coarte a la ciudadanía la capacidad de decidir el modelo de país que quiere para el futuro.

 

P.D. Lamento no estar a la altura para transmitir estas palabras con la fuerza y frescura que lo hicieron Eduardo Garzón y Ana Pozo, pero estoy seguro de que gracias a internet, podréis acceder de primera mano a esta información.