Seamos realistas, a nadie nos gusta que nos molesten, nos gusta tenerlo todo en orden, perfecto, pero las molestias que se las coman otros. Pozoblanco vive unos días de cierto «caos» ante el aluvión de obras que invaden la localidad después de meses eternos de relativa tranquilidad. El arreglo de la Avenida Villanueva de Córdoba es obviamente necesario, más cuando la mayor parte de esa vía ya se encuentra remodelada conforme al proyecto que desde el Ayuntamiento se decidió y también es evidente que cuando una de las principales arterias de un municipio empieza a registrar obras las molestias para la ciudadanía son más que considerables. Entendamos, pues, que hay molestias que son necesarias e intrínsecas al hecho de vivir en comunidad. Ahora bien, también hay molestias que pueden ser minimizadas con una buena política de comunicación, de la que creo que el Ayuntamiento carece.

No hay comunicación entre el Ayuntamiento y sus vecinos porque muchos de los afectados por las obras, según me cuentan, ni tan siquiera tenían constancia del comienzo de las mismas. No hay comunicación entre los dirigentes del Consistorio, tampoco entre algunos técnicos y políticos, porque si no que me explique alguien las declaraciones de Benito García, responsable de tráfico, indicando que no sabe cuáles son las directrices a seguir para la reordenación del tráfico de vehículos en las zonas afectadas. Tampoco existe la comunicación hacia el exterior porque aquí la guerra la hace cada uno por su lado y porque a estas alturas del juego al enemigo no hay que darle ni agua. El alcalde de Pozoblanco, Pablo Carrillo, entiende la comunicación y la relación con los medios de comunicación de una manera muy particular e igual es capaz de echar la culpa de unas declaraciones realizadas por un tercero a una periodista en un pleno que ejercer al más puro estilo censor.

Todo esto se resume en una sola cosa, los gestores del Ayuntamiento siguen demostrando que no saben sacarle partido a los servicios que tienen a su disposición para hacer la vida de los ciudadanos un poco más fácil. Ciudadanos por cierto que andan un tanto molestos por esa falta de información, porque se han encontrado con el aluvión de obras sin comerlo ni beberlo y porque entienden que muchas de estas obras no son nada más allá que un «lavado de cara» de cara a la próxima campaña electoral. Sinceramente, no creo que la gestión de este equipo de gobierno se vaya a salvar porque la Avenida Villanueva de Córdoba vaya a estar «más bonita» o porque algunas calles varíen en algo el estado de sus adoquines. Por eso no creo que las obras se estén realizando de cara a esa cita con las urnas, creo simplemente que los dos años de retraso se debe a la dejadez de la que ha hecho gala este equipo de gobierno durante prácticamente todo su mandato.

Y del hartazgo de la ciudadanía y de la necesidad de cambiar la dinámica nace mi última reflexión de hoy. La semana pasada asistimos al inicio de Cambiemos Pozoblanco y aunque la idea me parece loable y necesaria, estoy de acuerdo con la reflexión que hizo en alto en esa Asamblea y que posteriormente hizo pública en su blog Antonio Jimeno. Con él hablé sobre la necesidad de que para que el proyecto sea viable la pluralidad ideológica es vital, que la gente de Izquierda Unida ya está convencida de la necesidad de cambiar el estado y la forma de hacer las cosas, pero que es igual de importante «convencer» a otra gente, a la de personas que estén en las antípodas ideológicas de esa formación. No sé si se necesitan proyectos o personas, o personas con un proyecto, lo que sí tengo claro es que en esa Asamblea vi atisbos de gente que quiere cambiar las cosas, de gente joven preparada capaz de exponer una carga argumental muy a tener en cuenta, pero también vi la imperiosidad necesidad de tener que hacer este movimiento, u otro que se presente con tintes parecidos, más amplio. Creo firmemente que en los tiempos que corren los ciudadanos tenemos que tener la conciencia necesaria para tener memoria y para movilizarnos cuando vemos que algo a nuestro alrededor no funciona y en Pozoblanco, desde hace tiempo, hay cosas que se encuentran en modo off.