La semana pasada el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Pozoblanco, Juan Bautista Carpio, presentaba una nueva programación para el Teatro «El Silo». Antes de esa presentación ya se había filtrado que la actuación musical que cada programación incluye de una manera más reseñada sería para «Gemeliers», dos niños que han crecido en la televisión y que de Menuda Noche pegaron el salto a La Voz Kids convirtiéndose en todo un boom mediático que ha conseguido encandilar a las adolescentes. La llegada de estos dos gemelos a Pozoblanco no gustó mucho en las redes sociales cuestionando la línea y la opción por la que se ha decantando la concejalía. Viendo el cartel la verdad es que a mí también me echó para atrás, más aún después de visto lo visto en anteriores programaciones con artistas de la talla de Pablo Alborán, Sergio Dalma, Vanesa Martín o Raphael.

Puesto esto de manifiesto, quedarse en ese análisis me parece algo superficial. La programación propuesta es algo, yo diría que mucho, más que la presencia de estos mediáticos gemelos. Sin ir más lejos, el pasado sábado los ciudadanos de Pozoblanco y de la comarca tuvieron la ocasión de ver un montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico por un precio de 20 euros y de la que disfrutaron poco más de un centenar de personas, más o menos los que vienen optando por cualquier propuesta teatral, exceptuando las representaciones de grupos teatrales locales, que se realiza y se programa en «El Silo» casi dando igual el prestigio tanto de la compañía como de los intérpretes.

Esto es, sin duda, una mala noticia para nuestra cultura que puede llegar a convertirse en un mal endémico con complicada solución, un mal que puede estructurarse en varias aristas que merece la pena analizar para intentar buscar las fórmulas que permitan que el ciudadano valore lo que se le ofrece. Entre esas cuestiones es indudable que el tema económico se atisba como algo importante, más en los tiempos que corren y el tener que hacer frente a espectáculos todos los fines de semana igual ha ido en detrimento de la valoración que los ciudadanos tienen del Teatro. Llegados a este punto, me gustaría hacer una reflexión. El otro día una amiga me decía: «me he recorrido Madrid buscando una obra de teatro, un espectáculo, algo y ha sido imposible». Esa misma amiga jamás me ha planteado inquietud alguna por las obras que se programan aquí. El amor por lo foráneo.

Pozoblanco vive una situación un tanto peculiar y creo firmemente que muchas de las propuestas que vienen del Ayuntamiento son tiradas sin ser analizadas por su origen y las programaciones llegan tan solo a un público muy determinado sin que ese abanico consiga abrirse. Siguiendo con esta línea argumental, creo que ese es uno de los principales problemas de los responsables del Teatro pero hay otro que me parece primordial, «El Silo» no ha conseguido ser el teatro de referencia de la comarca y ahí algo se ha tenido que hacer mal.

Y luego está el tema más espinoso, el acercarnos a la realidad y el examinar al espectador, al ciudadano y preguntarnos si realmente nos gusta el teatro, si sabemos valorar lo que se nos ofrece o directamente ni nos cuestionamos echar un vistazo a cada programación y nos limitamos a despotricar contra un espectáculo puntual  en lugar de  analizar la propuesta en su conjunto, sus puntos fuertes y los débiles, en definitiva, su calidad. Con los grupos de teatro que hay en Pozoblanco y en la comarca la lógica me dice que debería existir un interés más constante por los montajes que se ofertan, con las reivindicaciones que se hicieron porque el Festival Periscopia no muriese como propuesta cultural esa misma lógica me hace plantearme qué tipo de cultura nos gusta, qué tipo de espectadores somos, ¿nos gusta la cultura o vamos de culturetas que solo accedemos a un espectáculo cuando es gratis y tenemos una barra de chapa cercana?

Con todo esto llegó a la conclusión de que ni en Pozoblanco ni en la comarca hay cultura de ir al teatro, igual es que simplemente no nos gusta y tendríamos que replantearnos la inversión económica que se realiza para ofrecer algo que tiene un público muy «cerrado» y que no ha conseguido llegar a otros. Quizás la respuesta a todo esto es más fácil de lo que pensamos y simplemente estaría en que el Teatro «El Silo» se ha convertido, o siempre lo ha sido, en un proyecto demasiado ambicioso para una localidad como Pozoblanco y una comarca como Los Pedroches.

 

PD: Me cuentan que para el espectáculo del sábado no van vendidas ni 20 entradas. Es un espectáculo infantil. No deja de ser curioso porque este verano el Auditorio del Parque Aurelio Teno se llenaba. Otro tipo de cultura, la cultura de lo gratis.