Explicaba Rafael Sánchez Luna, pregonero de la Virgen de Luna, en la previa a su pregón que para él el momento más vivencial, más profundo de cada Romería se circunscribía al camino de vuelta que en pocas horas harán muchos pozoalbenses. El cabo de Retaguardia plasmó ese camino en un pregón que anduvo por los recuerdos, por las tradiciones, por la idiosincrasia de la Cofradía, por las vivencias personales y las adquiridas desde un puesto privilegiado. Definió el pregonero a la Romería como el «poema sentimental que escribe el pueblo» y de ahí partió para ir narrando un camino que describió «como la vida misma» acordándose de esa juventud rebelde, de esa vejez abandonada y de la necesidad de apostar por valores como la concordia o la unidad.

La andadura comenzó con Rosa María García poniendo voz a la tradicional historia de la aparición de la Virgen de Luna y adquirió sus momentos más álgidos cuando el pregonero se situó a las 14:45 horas de cada domingo de Romería. A partir de ahí, Rafael Sánchez Luna esbozó un camino no exento de conversaciones íntimas con la Madre, del acompañamiento del padre, abuelo y bisabuelo, un camino de «alegría contenida e ilusión intacta». Avanzados los kilómetros, el pregonero se acordó de aquellos que sustentan el peso de la Virgen y la traen hasta Pozoblanco destacando el papel de la mujer. Una mujer a la que señaló no sólo en ese contexto sino también en el de una sociedad que muchas veces la maltrata por el simple hecho de ser mujer.

Siguió avanzando a lo largo de los kilómetros que separan el Santuario de la Jara de Pozoblanco y ahí, en ese trasiego, sacó pecho y rompió lanzas a favor de sus hermanos de cofradía, unos hermanos cargados de virtudes como la valentía, la ilusión y el cariño por todo lo heredado. Unos hermanos que tienen que ceñirse a «estrictas normas» y «rigurosidad de horarios» cuando para el resto la fiesta es lo que manda. Unos hermanos que conforman una Cofradía que defendió como «cordón umbilical» que une al pueblo con el pasado y garantiza el cariño hacia la Virgen.

El de Rafael Sánchez Luna fue un pregón emotivo, sincero y sencillo que además de lo contado vivió otros dos momentos reseñables. El primero, cuando habló de la coronación canónica de la Virgen para lo que es necesario el entendimiento entre las Cofradías de Villanueva y Pozoblanco y ahí el pregonero pidió coronar a la virgen con esa concordia, con la satisfacción de ver a las dos cofradías sentados en la misma mesa, compartiendo visitas y devoción. El otro momento situó al auditorio en la entrada de la Virgen en la localidad, en esas miradas donde los ciudadanos dejan manifiesta su fe, donde se acuerdan de agradecer y ahí el pregonero hizo ese mismo ejercicio y sus agradecimientos quedaron reducidos a uno, «gracias madre por tanta vida». La emoción ya no era contenida, se respiraba y se contagiaba.

No se sirvió de muchos elementos externos Rafael Sánchez Luna a lo largo de su pregón, le bastó la Virgen de Luna y el uniforme que le acompaña desde años, desde antes de vestirlo por primera vez. Le bastó el sonido del tambor y la música de Aliara, Los Amigos del Pueblo y el Coro Romero Voces de la Sierra, cuya actuación conjunta irrumpió con fuerza y cargada también de simbología. Música y voz para un pregón emotivo que ya forma parte de la historia de la Virgen de Luna de Pozoblanco.