No era la primera vez que Ramón Tamames llegaba a Pozoblanco como participante de las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno pero, aún así, su intervención –la que ha cerrado el primer día de Jornadas- ha generado una gran expectación para conocer las soluciones que el Catedrático de Estructura Económica y Académico de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas para abordar la situación de crisis abordada desde una perspectiva global.

Tamames ha arrancado su discurso estableciendo una realidad económica al hablar de los “ciclos económicos”. “Siempre que hablamos de crisis parece que estamos llegando al final de una etapa pero son consustanciales a los ciclos económicos y no se pueden erradicar con buenas políticas económicas ni con decretos-ley”, ha indicado a la vez que ha matizado que “las crisis son el resultado de planes individuales y que no se pueden coordinar que provocan una saturación de los mercados, la bajada de los precios y una disminución en las expectativas, cierre de fábricas y paro que retroalimenta toda la situación de crisis”.

Aunque no ha querido entrar en la posible salida de este proceso, algo que se abordará en la jornada de mañana, sí ha indicado que el anuncio de la Reserva Federal de los Estados Unidos de retirar las ayudas a las industrias y bancos del país y la consiguiente desestabilización “es una señal de que la crisis no está superada y de que los elementos de apoyo son aún necesarios”

Siguiendo con su exposición, Tamames ha querido hacer una división de los países como si de placas tectónicas se tratara encontrándose en la primera los países ricos que estarían por encima de la segunda placa correspondiente a los países emergentes como Brasil, India y China cuyo crecimiento “viene a significar más un cincuenta por ciento del total mundial”. “Se puede afirmar que las mayores reservas de recursos internacionales están en sus manos, en sus fondos soberanos de riqueza e inversión y están casi prevaleciendo sobre los grandes flujos”, ha expuesto. La tercera, y última, placa correspondería a los países pobres que “seguirán siéndolos durante mucho tiempo peor que por primera vez han crecido de una manera notoria porque están beneficiándose de la globalización”.

Apuesta por un sistema monetario internacional

Debido a ese crecimiento y al auge de las potencias emergencias, para Tamames “las potencias dominantes y antiguas metrópolis europeas y estadounidenses están en una cierta, sino decadencia, sí pérdida de protagonismo”. Para arreglar esta situación y darle la vuelta a la realidad existente en la actualidad, el profesor ha apostado por las instituciones globales. “Si queremos resolver problemas globales tenemos que tener instituciones de la misma índole”, ha dicho para después defender la interdependencia porque “si el mundo rico (10 por ciento) todavía tiene el 55 por ciento de la renta mundial y no es capaz de levantar cabeza y recuperar la prosperidad, el crecimiento de los emergentes y pobres estará en peligro”.

“No tenemos esas instituciones porque aún subsiste la prevalencia de las soberanías nacionales sobre lo que puede ser un gran pacto a escala internacional y llegar a la Paz Perpetua que defendía Kant”, ha afirmado. Por último, Ramón Tamames ha expuesto los cuatro retos que la sociedad tiene por delante y que se centran en evitar que el proceso de la globalización caía porque “ahora mismo está en peligro”, resolver el peligro y riesgo nuclear y armamentístico que es una amenaza que puede estallar en cualquier momento, el deterioro de la biosfera y la pobreza. “Puede ser todo una utopía, pero las utopías puede conseguirse si se trabaja para ello”, ha finalizado.

“De algún tiempo a esta parte” como colofón a la primera Jornada

Tras las aportaciones de economistas, el auditorio ha cambiado de registro y ha asistido a la interpretación de “De algún tiempo a esta parte”, el monólogo de Max Aub que narra la angustiosa existencia de una mujer en la Viena de 1938, tras el Anschluss, la anexión de Austria a la Alemania nazi, en la vigilia de la Segunda Guerra Mundial, y que ha sido considerada por la crítica como uno de los mejores monólogos escritos durante el siglo XX. Un texto que ha sido interpretado por la actriz Esther Lázaro.