Si los ciudadanos de Pozoblanco tenían alguna duda respecto al equipo de gobierno surgido de las últimas elecciones municipales, el último pleno deja claro cuales son sus intenciones, su capacidad, y su nula visión de futuro. Estamos viviendo una situación atípica, con alianzas que podríamos, como mínimo, calificar de raras y cuyos resultados son absolutamente decepcionantes para la inmensa mayoría. Si exceptuamos a los voceros de cada opción política, siempre existieron personajes de ese tipo en todos los partidos, la percepción real del ciudadano que piensa y analiza con seriedad es de una ausencia total. De este gobierno se puede afirmar, llegando ya al ecuador de la legislatura, que ni está ni se le espera. Un simple matrimonio de conveniencia, fraguado con rapidez, consumado con cierta nocturnidad y no poca alevosía. Una pareja contra natura, cuya única gestión real fue poner sobre la mesa una serie de intereses, más o menos coincidentes, entre los cuales no encontramos ninguno relacionado con Pozoblanco y sus necesidades. Un equipo de gobierno que decidió, hace ya mucho tiempo, que no estaba ahí para gobernar. Seguramente descubrieron, al día siguiente de ocupar sus respectivos despachos, que gobernar significa tomar decisiones, trabajar sin descanso, y les pareció que la crisis generalizada podía ser una buena percha donde colgar todos los fracasos de una legislatura que ya podemos dar como perdida. Después de muchos meses de un recorrido errático, llegamos al momento, siempre importante de la aprobación de unos presupuestos. Documento de  primera importancia para cualquier institución pero que, en tiempos de desasosiego general como los que nos ha tocado vivir debiera ser al menos un intento de acercamiento  al ciudadano de la calle.

No entraré en las cuestiones puramente técnicas que sirven de base a la elaboración de las cuentas de nuestro municipio. Está claro que los técnicos municipales, que han demostrado a menudo su solvencia, hacen siempre un trabajo de calidad. Las cuentas cuadran y barniz legal no falta. Ese es el trabajo de unas personas que conocen  su trabajo y lo hacen con la mayor dedicación. Pero unos presupuestos son siempre un documento político, con decisiones trascendentes (al menos así debiera ser). Si no encontramos en las cuentas municipales esa lectura política de calado, pensamos, sin miedo a equivocarnos, que el equipo de gobierno no ha hecho sus deberes o los ha hecho mal. Tienen razón algunos miembros de la oposición al decir que son presupuestos de corta y pega. En tiempos como estos, en que todo ha cambiado, y va a cambiar mucho mas, era el momento de una reflexión profunda que transformara unos planteamientos presupuestarios que en su momento fueron válidos por estar viviendo un tiempo de bonanza. En la actualidad, era el momento de demoler totalmente el edificio, la arquitectura presupuestaria, para hacer un planteamiento totalmente nuevo, que no solucionaría todos los problemas, pero mostraría una voluntad clara de participar parcialmente en la solución de algunos de ellos. A este equipo de gobierno se le escapa, será porque ellos no están en esa situación, que el paro actual es más del doble del que hubo tradicionalmente en Pozoblanco. Que una capa amplia de la población no volverá a trabajar jamás, así como suena. Que muchos jóvenes no tendrán la más mínima oportunidad si se quedan aquí, en su pueblo. Que el hambre ya circula por las calles de un pueblo en el que esa misma situación resultaba impensable hace todavía poco tiempo.

Este pueblo ha pasado de ser un auténtico bastión económico, próspero y admirado fuera de nuestros límites geográficos, a ser un pueblo con unos desequilibrios y una situación que está alcanzando una precariedad muy preocupante

Se puede adelantar que los ingresos fallarán en su previsión, porque muchos ciudadanos no van a poder hacer frente a sus obligaciones. Incomprensible esa subida del 30 % en el recibo de la basura. Está claro que la morosidad se va a incrementar; algunos ya lo dicen claro, antes comer que pagar los impuestos. En un momento como este, era mas necesaria  una reflexión sobre la carga que soportan los ciudadanos, que han sido siempre buenos pagadores, pero que están exhaustos y a menudo con una visión de futuro carente de esperanza. A veces hay que pensar en recaudar menos pero recaudar mejor. Pero eso cuesta trabajo, estudio, reflexión, desgaste, dedicación. Demasiado para lo corto que resulta el día.

Si nos vamos a los gastos, está claro que el equipo de gobierno ha pensado que estamos todavía antes del año 2008, que la crisis no se ha hecho presente, y que Pozoblanco sigue siendo un pueblo próspero. Pozoblanco está  en caída libre (y no es demagogia, aunque esa es la palabra que utilizarán siempre los que no tienen otra argumentación). Este pueblo ha pasado de ser un auténtico bastión económico, próspero y admirado fuera de nuestros límites geográficos, a ser un pueblo con unos desequilibrios y una situación que está alcanzando una precariedad muy preocupante. A las tasas de paro desbocadas, debemos añadir la mala situación del comercio, una de las actividades tradicionales  a la que este gobierno no ha prestado la atención que se merecía. Pero también la situación general de la ganadería, en un medio rural donde esta ha sido un pilar fundamental. Si los presupuestos municipales no son la panacea universal, ni una varita mágica para todos estos problemas y algunos mas que se suman a los anteriores, al menos debieran demostrar una sensibilidad especial con los sectores mas desfavorecidos (esa es una cuestión de justicia básica y es chocante que un gobierno supuestamente de izquierdas no entienda eso), y líneas de atención a algunas problemáticas concretas. Pero al final, lo único que ha quedado perfectamente provisto de fondos es el circo, porque el  pan ha sido el gran olvidado de estos presupuestos. Es llamativo el gasto para festejos cuando en muchos municipios esa partida se ha reducido a la mínima expresión o incluso ha desaparecido. Esas alegrías serían lógicas en momentos de bonanza pero ahora resultan, como mínimo, un insulto a amplios sectores de la población que ya ven que la barra de pan se aleja cada día más.

Aparte de que llegan tarde y mal estos presupuestos no responden a ninguna de las inquietudes de los ciudadanos de Pozoblanco. Se han aprobado como si fuera una obligación inoportuna, y así tener un balón de oxigeno durante los próximos meses que permitirá volver a la siesta  continua. Hacía falta un voto y se ha encontrado. Nada que decir sobre eso, ya que forma parte del juego democrático, aunque me sorprende que los términos de la negociación hayan sido unas aportaciones que nada tienen que ver con las carencias que todo el mundo conoce. No creo que el debate sea la necesidad de un director de medios de comunicación. Probablemente, sobre el tema de los medios de comunicación, se debiera abrir un debate en profundidad en un momento en el que las restricciones afectan a tantas personas y los recursos son muy limitados.

No han sido estos presupuestos un ejercicio de responsabilidad por parte de quien tiene el gobierno; ni un ejercicio de compromiso con una ciudadanía que cada día se siente mas abandonada por un sector político que parece mas ensimismado, y mas preocupado por cosas que nada tienen que ver con los problemas reales de la calle. El desapego a la política es real, pero es que cuando se ven ejercicios de pirotecnia financiera como estos (y lo llamo así para no caer en el exceso verbal), no me cabe la menor duda de que el alejamiento de la ciudadanía respecto a sus representantes va a crecer todavía más. Más lejanía, menos confianza. Si los presupuestos han llegado tarde y mal, también se tiene claro que no servirán nunca para dar una mínima respuesta a las preguntas que cada día nos hacemos muchos ciudadanos. Para eso, a menudo, sería mejor el silencio, evitando con respuestas inadecuadas herir todavía mas a una ciudadanía que lleva muchos años sufriendo una crisis, ante la incomprensión  y la insensibilidad de muchos representantes públicos.