El nombre de Antonio César Fernández, misionero asesinado el pasado 15 de febrero en la frontera de Burkina Faso, estará siempre presente en Pozoblanco por su labor y su carisma. Sin embargo, ese recuerdo irá más allá en un futuro próximo porque el Ayuntamiento de Pozoblanco acordó por unanimidad que una calle, espacio público o edificio municipal lleve el nombre del sacerdote salesiano. 

El acuerdo se adoptó en un pleno de carácter extraordinario donde los diferentes grupos políticos resaltaron la figura de César Fernández, destacando principalmente la humildad, la coherencia de vivir con sus ideas, el trabajo por los más desfavorecidos, la entrega a los demás y el ejemplo de vida que dejó entre aquellos que lo conocieron. Palabras que recogieron parte de la familia del sacerdote y salesianos de Pozoblanco que quisieron estar presentes en un pleno que servirá para que el homenaje póstumo sea realidad. 

De momento, se desconoce el espacio que llevará el nombre de Antonio César Fernández, algo que se hará, según indicó el alcalde, Santiago Cabello, en consenso con la familia. 

Nacido en Pozoblanco, Antonio César Fernández fue misionero en diversos países de África desde 1982, siendo fundador en dicho año de la presencia salesiana en Togo, siendo su primer destino. A lo largo de su trayectoria trabajó como maestro de novicios (1988 – 1998) y ejerció, entre otras funciones, como delegado de la AFO en el Capítulo General 25 (2002). En el momento de su asesinato ejercía su ministerio en Burkina Faso. Tenía 72 años de edad y había cumplido los 55 de salesiano y 46 de sacerdote.