A Luci Naciones

6-Junio-2015

Querida Luci:

Me sentí despreciado y ofendido como español. Me sentí avergonzado como aficionado al fútbol. Y me sentí muy triste como ser humano. Y, para colmo, cuando personas que -piensen o no como yo- consideraba sensatas aseguran que aquello fue una manifestación de la libertad de expresión, me siento (para no caerme de culo) alucinado y ya no albergo dudas: La burricie y la mala leche, como alienígenas invasores, se adueñan de todos nosotros. Y eso que no presencié el partido ni la pitada.

Y, por favor, que no me mezclen los pitos, ¡Perdón! ¡Manifestaciones gozosas de la libertad de expresión!, en el mismo puchero de la autogestión ni de la independencia de los pueblos, (¡ni, por supuesto, con el fútbol!) porque nada tienen que ver. Las naciones (formadas por seres humanos) inspiran poco respeto si, para afirmarse como tales, necesitan insultar y vejar a sus vecinos.

Pasando de los pitos a las flautas y si nos suena bien alguna nota, aunque sea por casualidad, como al burro flautista, a mí me gustaría que fuera la nota SI (bemol, mayor o menor es pedirme demasiado).

Porque, digo yo: SI entre las cien mil personas asistentes había algún doctor o camarero o catedrático o comercial o mecánico o maestro o… que no fuera mudo, extraña que todos se decantaran por esa forma tan básica y grosera de protestar. SI entre los asistentes había, por ejemplo, algún enfermo o donante de corazón -o de lo que sea- podía haber supuesto las serias posibilidades de que alguien del país pitado resultara ser su futuro donante o receptor. Si tras los símbolos viéramos caras de seres queridos, de compañeros de ONG, de personas que precisan o dan ayuda, sin mirar la etiqueta del país. SI, tomados de uno en uno, somos buenas personas por qué en macrogrupo dejamos de serlo. SI creemos que el sentido común, el diálogo y la no violencia son el camino por qué, según en qué momentos, miramos para otro lado… y SI todos los que hemos dado un respingo, rebotados ante esta muestra de mala educación, poniéndonos a su altura, nos hubiéramos conducido con más cordura… SI…, SI…, SI…

Como estoy convencido de que el pueblo vasco y el pueblo catalán y el pueblo español (pónganlos como quieran, juntos o revueltos) son más listos y buenos que los, por desgracia, muchos miles de sopla-silbatos (con piel de nacionalista) que se encierran en un gallinero (quería decir graderío) con el beneplácito de los jefes de la manada, a manifestar libremente la expresión de su estupidez y cortedad de miras, soy de los que aún tengo esperanzas en que, finalmente, prevalecerá el buen juicio y la bondad y la inteligencia de las personas y, cómo diría mi abuelo, ojalá toda esa energía la empleásemos en trabajar y en hacer el bien.

Querida Luci, no sé qué ocurriría si alguien se paseara por ahí manifestando: No he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo. No, no pienses que es una ocurrencia “tuitera”. Eso, o algo parecido, ya lo dijo Séneca hace bastantes siglos y mira tú el caso que le hemos hecho.

Como eres muy joven, no has presenciado nunca una exhibición de coros y danzas en un estadio de fútbol. Eso, también, pertenece al pasado. Pero, algún rescoldo debe de quedar porque de los coros y danzas hemos pasado a los pitos y flautas, como expresión genuina (en el sentido más rabiosamente actual y polisémico del término) del ser nacionalista. ¡Vivir para ver!

Y ya hemos hablado bastante del asunto, que luego van y se piensan que no tenemos nada mejor que hacer y, entre pitos y flautas, esta carta se está alargando demasiado. Dicho lo anterior, ni media palabra más.

Tuyo afectísimo.